- Sala de prensa
- ¿Vuelta a la normalidad?
Noticias
Posiciones editoriales
¿Vuelta a la normalidad?
hace 5 años - lunes, 19 de junio de 2017
Cómo vemos la situación económica actual, con la subida de tipos de interés en EE.UU.
Han pasado ya 10 años desde que, forzado por la crisis financiera global, el precio del dinero emprendió con decisión la cuesta abajo en los principales bloques económicos del mundo. Una década en la que el precio del dinero en la primera economía mundial permaneció cerca de cero durante 7 años, amenazado por la irrupción de la deflación en una economía anémica. Un nivel del que se ha ido alejando con paso tímido e inseguro: una subida de un cuarto de punto a finales de 2015 y una más… un año después. Casos que hasta entonces, aunque parte integrante de la economía, eran considerados como puramente simbólicos.
Esta vez, sin embargo, el cambio de aires al otro lado del Atlántico sí parece ir más en serio. La semana pasada, la Reserva Federal (el banco central norteamericano) no solo subió los tipos por tercera vez en 6 meses, sino que también anunció nuevas medidas (4 subidas de tipos adicionales de aquí a 2018, menores compras de deuda en el mercado en el futuro…) que revelan un tono más decidido para terminar con las medidas de estímulo extraordinarias que impuso la crisis financiera. Una necesidad que parece desprenderse no solo de los indicadores económicos (más o menos sólidos) sino de una mayor percepción del riesgo en los mercados. En efecto, los niveles alcanzados por la Bolsa americana parecen desafiar las leyes de la gravedad… y olvidar que un escenario de tipos al alza no es precisamente una buena noticia para la Bolsa.
Primero está el efecto competencia. Los tipos más altos devuelven el atractivo a la inversión en renta fija en detrimento de la Bolsa, y hace que los inversores sean más exigentes con la prima de riesgo que obtienen (o no) por su inversión en acciones. Segundo, encareciendo la financiación que las empresas necesitan para seguir creciendo están frenando su ritmo expansivo. Como los precios de las acciones evolucionan de acuerdo con el potencial de crecimiento de los beneficios, el efecto es directo. Tampoco podemos obviar el impacto encarecedor de los tipos al alza en el dólar, que termina afectando la competitividad de las empresas norteamericanas. Por último, la fuerte caída del precio del petróleo (indicador adelantado de la actividad económica) en las últimas semanas no contribuye precisamente a calmar los ánimos.
De este lado del Atlántico, ha sucedido lo contrario. Las cosas han salido mejor de lo esperado a inicios de año (retroceso del populismo, recuperación del empleo…). Los datos económicos aparecen más sólidos y los niveles alcanzado por las Bolsas, más moderados y con margen aún de revalorización. Pero el BCE también ha iniciado (aunque en fase más temprana) la retirada de los estímulos extraordinarios y las Bolsas tendrán que digerirlo tarde o temprano. Así pues, el inversor haría bien en ser prudente y no dejarse llevar por la exuberancia de algunos mercados como el americano.
También puede interesarle: