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Viviendas desocupadas, lo que viene
hace 8 años - miércoles, 15 de julio de 2015
Si no saca partido a su inmueble piense en venderlo. Es fuente de gastos y de dolores de cabeza, que van a aumentar.
Comprar, para qué
Se dice que el comprador de vivienda para uso propio no atiende exclusivamente en su decisión, ni siquiera primordialmente, a criterios puramente económicos. Existen otros factores menos racionales pero igualmente humanos, que los vendedores expertos se encargan de hacer tintinear.
Quien compra con idea de constituirse un patrimonio para reunir parte de la riqueza lograda, con vistas a traspasarlo a sus herederos, debería ser algo más frío en sus cálculos.
Mantener un inmueble vacío hoy tiene poco sentido. Los gastos particulares y de la comunidad, y los impuestos son una pesada carga que pesa sobre el propietario. Algunos herederos lo descubren en el momento de recibirlos, vea por ejemplo el alcance del impuesto de la plusvalía municipal (puede sobrepasar el 5% del valor del piso).
En aras de la función social
Además de la ruina progresiva, la vivienda vacía siempre ha tenido el riesgo de la okupación (vea algunos consejos acerca de los okupas). Término que no solo es aceptado por la Real Academia de la Lengua sino que goza de la simpatía de amplios movimientos sociales, algunos de los cuales han llegado a nuestras instituciones para quedarse.
También aquí influyen criterios no puramente económicos, como la función social de la propiedad privada, recogida en nuestra constitución con la generosidad de acepciones que caracteriza a nuestra Carta Magna.
Algunos verían bien una suerte de “desamortización” de inmuebles depositados en manos improductivas. Sin necesidad de ponerse trágicos, es esperable que en los próximos meses contemplemos medidas tendentes a forzar a sus dueños a poner en uso sus inmuebles.
La sociedad apoya, ¿quién lo paga?
La creciente sensibilidad de la opinión pública (y política) española respecto del problema de la vivienda es una señal positiva. Todos estamos de acuerdo en que la sociedad no puede quedar indiferente ante las personas que no tienen un hogar digno, o que lo pierden.
La cuestión es decidir qué estamos dispuestos a hacer para paliar el problema. Qué consideramos una solución digna. Cómo realizar un esfuerzo común que sea ecuánime. No tendría sentido, por ejemplo, hacer recaer todo el esfuerzo en un ciudadano que posee un inmueble, expropiando su uso, por el mero hecho de ser propietario. ¿Y el ciudadano que posee cientos de miles de euros en sus cuentas o fondos?
Mejorar el alquiler
El arrendamiento es una vía lógica para dar un uso más ágil a la vivienda, pero para que sea efectiva también requerirá de cambios de calado. Probablemente sea necesario contemplar modalidades de contrato a más largo plazo, que aporten estabilidad al inquilino, a la vez que contemplan soluciones eficaces para los casos de impago. El Estado debe aportar alternativas más accesibles para quien lo necesite.
Mientras tanto, nuestro consejo al inversor es que no compre viviendas. Si las tiene, puede venderlas o ponerlas en alquiler. En este caso le serán muy útiles nuestros consejos sobre la gestión del arrendamiento, desde la selección del inquilino, la redacción del contrato y la gestión de la vida del alquiler. Los suscriptores de Fincas y casas pueden verlos en la sección de Alquileres.