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Falta de agallas
hace 8 años - lunes, 28 de abril de 2014
Una nueva tasa que mucho nos tememos o acabará pagando el ciudadano de a pie. Vea nuestra opinión sobre la nueva tasa de transacciones financieras.
Si no les había parecido bastante con subir el IBI o prolongar ese periodo “transitorio” en el IRPF que castiga las rentas del ahorro, nuestros dirigentes se sacan ahora de la manga un nuevo impuesto para 2015. Un impuesto que ni graba la renta generada, ni la tenencia de patrimonio, ni siquiera el disfrute de todo ello a través del consumo. Se trata de la Tasa de Transacciones Financieras (TTF) que gravará la mera compra de acciones en 2015 (vea el artículo ¡Que viene la tasa Tobin!).
Conocida por unos como Tasa Tobin y por otros como Tasa “Robin Hood”, este coste quedará lejos de los principios que alumbraron ambos conceptos. Si Mr. Tobin levantara la cabeza, alegaría que su tasa estaba pensada únicamente para estabilizar las divisas en los mercados internacionales castigando los movimientos especulativos, algo que la TTF no ataca en lo más mínimo. Es más ni siquiera castiga a los grandes especuladores locales que operarán en otras bolsas que no aplique esta tasa.
¿Y qué decir de aquellos movimientos ciudadanos que propusieron una tasa que penalizara a las entidades que se lucran con la especulación financiera y la creación de un fondo para la lucha contra la pobreza con el dinero recaudado? Poco o nada satisfechos estarán. Baste recordar la reciente experiencia del céntimo sanitario pensado para financiar la sanidad pública que ha terminado siendo abolido por los tribunales. Como ocurre siempre en estos casos, el ciudadano acabará pagando los platos rotos.
En fin, otra medida puramente recaudatoria, que aunque su montante previsto (0,1%) no parece excesivo como para acabar con la negociación bursátil, sí nos parece inadmisible que ante el déficit público la única solución que proponen nuestros políticos sea subir una y otra vez los impuestos en lugar de reducir gastos, unos gastos a menudo injustificables por la multiplicidad de instituciones y de políticos con sus respectivos privilegios y prebendas.
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