Pues bien, una reciente sentencia viene a decir, más o menos, que a no ser que los empleados de una entidad financiera ocupen puestos directivos, no es necesario que sepan ni que deban comprender los productos que están vendiendo. En concreto, nos referimos a la sentencia por la que un ex-empleado de banca ha recuperado los 125.000 euros invertidos en preferentes de Bankia. Primero, según se indica en la propia sentencia, porque la documentación era farragosa y de difícil comprensión; y segundo, porque durante los años en que trabajó en la sucursal no realizó trabajos de dirección o sub-dirección.
Así las cosas, un sudor frío debería recorrerle la espalda cuando se dirija a su entidad financiera y usted no sepa muy bien qué hacer y confíe en el criterio de quien le atiende. De hecho, esta semana también nos hemos encontrado con casos como el del Cazenove (vea aquí más detalles) y nos ha sorprendido ver cómo nuestros socios se han topado con algunos comercializadores que les vienen con argumentos peregrinos para evitar que traspasaran dicho fondo.
En definitiva, aunque sea su oficina de toda la vida, lo mejor es que antes de acudir a ella sepa qué hacer con su dinero y contrate solo lo que sea capaz de entender con todas sus consecuencias. Nosotros también estamos aquí para ayudarle con esta labor, tratando de separar el grano de la paja.
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