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Bailando con lobos
hace 9 años - lunes, 3 de febrero de 2014
Jordan Belfort, más conocido como “El Lobo de Wall Street” gracias a Martin Scorsese, ha dejado pequeño al legendario Gordon Gekko, de Oliver Stone. Con Gekko teníamos el consuelo de saber que su historia era un concentrado ficticio de leyendas urbanas sobre un corrupto bróker neoyorkino, pero en el caso de Belfort, la historia es muy real. Un criminal de carne y hueso que se hizo millonario gracias a inflar la cotización de basura financiera para venderla después a precio de oro. Una visión aterradora de los mercados financieros.
Sin embargo, hay que resaltar que Belfort operaba principalmente en el mercado de las "Pink Sheets", una plataforma alternativa sin apenas control por parte de las autoridades, que siempre hemos desaconsejado, y en la que se negocian las “pennys stocks”, acciones de empresas cerca de la insolvencia cuyo precio ha caído por debajo del dólar. Hubiera sido mucho más difícil lograr algo así en los mercados tradicionales, sometidos a estándares mucho más estrictos. En cualquier caso, pensar que tal grado de cinismo, irresponsabilidad y falta de profesionalidad pertenece solo a la ficción sería pecar de ingenuos. Ejemplos sobran, como el caso de las preferentes en España o las subprimes en EE.UU., por no hablar de los chiringuitos financieros que prometen la luna en operaciones al margen de la ley con divisas y derivados. Huya de ellos.
Gran parte de estas situaciones se podrían evitar si los ingresos de los profesionales del sector financiero estuviesen ligados a la calidad de los servicios prestados y no a las comisiones percibidas por la venta de valores y productos financieros. En OCU inversores, nuestros consejos únicamente están basados en análisis objetivos, cuyo único fin es el de sacar el mayor jugo posible a su patrimonio, preservándolo en el largo plazo. Y los resultados obtenidos a lo largo del tiempo dan buena fe de ello.
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