Octubre negro: ¿mito o realidad?

¿Cuáles son los peores - y lo mejores - meses para la bolsa española?
¿Cuáles son los peores - y lo mejores - meses para la bolsa española?
¿Es razonable hablar de “octubre negro” en bolsa? La respuesta, con datos en la mano, es que no hay motivos para el dramatismo. Todo lo contrario. Es cierto que algunos de los episodios más recordados de la historia bursátil - el crash de 1929 o el lunes negro de 1987 - ocurrieron en octubre. Otras crisis bursátiles de envergadura, como el estallido de las puntocom en 2000 o la pandemia del coronavirus en 2020, provocaron fuertes desplomes de las cotizaciones que se prolongaron en el tiempo, incluyendo este mes “maldito”. Todo ello ha contribuido a la pésima reputación de riesgo de octubre entre los inversores. Sin embargo, las estadísticas ofrecen una visión mucho más equilibrada de la realidad.
Si analizamos el comportamiento del índice de la Bolsa española en los últimos 35 años (incluyendo los dividendos pagados), octubre ha cerrado con ganancias en 23 ocasiones frente a las 12 veces con pérdidas. Durante el periodo analizado el rendimiento medio registrado en este mes fue del +2%, lo que desmiente la idea de que octubre sea sistemáticamente negativo para los mercados. En los principales mercados internacionales, los datos son similares para un inversor en euros. De los 35 años en los que hemos analizado el mes de octubre, la bolsa americana cerró al alza en 22 de ellos (13 a la baja) y la bolsa mundial en 23 ocasiones (12 veces con pérdidas). Aunque el rendimiento medio en estos casos es algo inferior al del mercado español (+1,7% para la Bolsa mundial y +1,4% para la europea), la proporción de cierres positivos sigue siendo mayoritaria. Por tanto, estadísticamente octubre no es un mes especialmente “peligroso” para los mercados, sino todo lo contrario. Con los números en la mano, marzo, junio y agosto suelen ser los meses que peor “tratan” a los inversores en España.
Por supuesto, nadie puede predecir con certeza qué ocurrirá en esta vez, especialmente tras las elevadas valoraciones alcanzadas en los mercados mundiales, con la bolsa estadounidense marcando máximos históricos una y otra vez al calor de las expectativas de crecimiento de las grandes tecnológicas y del auge de la inteligencia artificial. Aunque no se puede descartar algún episodio de fuerte volatilidad, recuerde que la inversión en acciones debe contemplarse con una visión de largo plazo, donde las caídas tienden a diluirse frente a las subidas acumuladas.
Los inversores que ajustan sus decisiones a patrones estacionales - como los rallies alcistas de fin de año o las elecciones generales - suelen quedar rezagados frente a quienes mantienen una estrategia diversificada a largo plazo. La experiencia demuestra que la paciencia y la coherencia superan con creces a las decisiones impulsadas por modas pasajeras o titulares alarmistas. En mercados volátiles como los actuales, la constancia juega a la larga a favor del inversor paciente.
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