No podemos descartar que EE. UU. entre en recesión, algo de lo que tendremos los primeros datos a finales de julio. Pero creemos que este riesgo es asumible y a los precios actuales de las acciones yanquis nos parecen interesantes. Por tanto, merecen un menor o mayor peso en nuestras propuestas de carteras mixtas, según sea su perfil más defensivo (5%) a más dinámico (25%). Entre los numerosos fondos disponibles destacan los ETF: Invesco S&P 500 UCITS ETF (IE00BDZCKK11) y el iShares MSCI USA Screened UCITS ETF (IE00BFNM3G45), con sus bajas comisiones anuales (0,05% y 0,07%). Y entre acciones individuales de calidad destacan Berkshire Hathaway, Amazon, Microsoft, BlackRock o American Express.
· En cuanto a la renta fija, con los tipos a 10 años rondando el 4,5%, también pueden tener hueco en una cartera diversificada a través de un ETF como el Invesco US Treasury Bond 7-10 Year UCITS ETF (IE00BF2FNQ44).
Desaceleración, una realidad
Las malas noticias se suceden para la primera economía del mundo. La desaceleración económica es una realidad y el riesgo de recesión va en aumento. En el primer trimestre del año su producto interior bruto se contrajo un 0,3%, algo que no ocurría desde el primer trimestre de 2022. Un segundo trimestre en negativo colocaría al gigante estadounidense en recesión, al menos técnicamente hablando. A su vez, la agencia de calificación crediticia Moody’s ha seguido los pasos de S&P Global y Fitch Ratings, rebajando un escalón la calificación de su deuda soberana: de triple A (AAA), la máxima valoración, a Aa1. ¿Suficientes señales para abandonar las inversiones en el país del Tío Sam? ¿Qué le está pasando a la economía yanqui?
Bajada de tipos, ¿sí? ¿no?
Mientras la Casa Blanca quiere que la Reserva Federal baje tipos para abaratar el crédito y así se anime el consumo interno y la inversión, el organismo que preside Jerome Powell pisa el freno al haber puesto el foco en la inflación. Las empresas, por su parte, ante la incertidumbre desatada por la guerra arancelaria y el incierto devenir de los tipos posponen sus decisiones de inversión. Si el crédito se abaratara, sectores como el tecnológico – donde la mayoría de los gigantes estadounidenses son enormes máquinas de generar beneficios y tienen importantes necesidades de capital para mantener el liderazgo en áreas como la inteligencia artificial –, podrían crecer más. De ahí, que el Nasdaq y la bolsa yanqui aplaudan cada baja de tipos.
Deterioro, ¿una buena noticia?
Aunque parezca contraintuitivo, un empeoramiento del mercado laboral podría acercar posturas y dar vía libre a una bajada de tipos por parte de la Fed. Por el momento, el mercado laboral, que sigue siendo la piedra angular de su economía, da muestras de enfriamiento, pero resiste. La tasa de desempleo en abril fue solo del 4,2% con una creación de 177.000 puestos de trabajo. Con unos ingresos que au-mentan más deprisa que la inflación, el poder adquisitivo sigue aumentando. Ahora bien, un deterioro repentino del empleo cambiaría la situación y podría incitar a la Fed a bajar los tipos, adoptando así la tan esperada relajación monetaria. Este escenario no tiene nada de imposible. A su vez, Trump con sus medidas podría incitar a la Fed a seguir el camino que él desea y los mercados seguramente lo celebrarían. El riesgo, sin embargo, sigue siendo la estanflación. Es decir, un escenario en el que conviven una elevada inflación y un débil crecimiento económico, incluso negativo.
Estanflación, el peor escenario
La Casa Blanca actúa con el convencimiento de que la guerra arancelaria no generará inflación en EE. UU. Para Trump, los exportadores chinos y europeos serán quienes la paguen, al verse obligados a bajar sus márgenes para no perder cuota de mercado en el país del Tío Sam. Una suposición cuando menos optimista, dado que varios actores – incluida China – no parecen querer entrar en el juego y mucho menos reducir sus márgenes. Si los precios de las importaciones suben y la actividad se enfría, EE. UU. podría entrar en un escenario de estanflación. En tal caso, la Reserva Federal tendría un muy limitado margen para bajar los tipos sin avivar aún más la inflación. La economía seguiría avanzando, pero con más obstáculos.
La deuda en el ojo del huracán
Las bolsas han olvidado rápidamente la rebaja de la calificación crediticia de la deuda yanqui. En su lugar, prefieren centrarse en el impulso que una reducción de la carga fiscal – Trump aboga por una significativa bajada de impuestos a empresas y hogares – proporcionará a la economía. No obstante, la pérdida de las tres “A” es un recordatorio más de que la deuda sigue creciendo y sigue una trayectoria preocupante en Estados Unidos, pero también en muchas otras economías relevantes. Aun así, el diferencial que la separa de otras grandes regiones sigue siendo alto, señal de que EE. UU. está lidiando mejor con los tipos altos.
Conclusiones
Bien sabido es que cuando Estados Unidos se resfría, el resto del mundo se enferma. Cualquier recesión en Estados Unidos tendrá consecuencias en el resto de los países. Entonces, como de costumbre, la economía estadounidense será la primera en recuperarse, gracias a su competitividad, flexibilidad y enorme capacidad de innovación y adaptación. Por nuestra parte, continuamos apostando por accio-nes y obligaciones yanquis en algunas de nuestras carteras.