EE.UU y el Reino Unido congelan tipos

Tanto el Banco de Inglaterra como la Reserva Federal de EE.UU han congelado sus tipos, pero por razones muy distintas
Rumbos distintos
• En Estados Unidos, en su reunión de septiembre la Reserva Federal (FED) decidió mantener los tipos oficiales en sus niveles actuales, entre el 5,25% y el 5,5%. Con un 3,7% en agosto, la inflación estadounidense ha caído bruscamente frente a unas expectativas de más del 9% en 2022, y se mantiene por debajo de los tipos de interés en toda la curva de rendimientos. Los tipos de interés son, por tanto, positivos en términos reales, lo que permite a la Fed tomarse un respiro mientras espera a tener una visión más clara del impacto de las subidas de tipos que ya ha aplicado sobre los indicadores económicos. En todo caso, la máxima autoridad monetaria no ha dejado del todo claro si procederá o no a una nueva subida aunque algunos miembros de su Comité Monetario apuntan a que es necesaria ante una inflación que sigue siendo demasiado alta. En cualquier caso, la tan esperada bajada de tipos no se producirá en breve. La Fed prevé que los tipos de interés oficiales se sitúen en torno al 5% en 2024 y cerca del 4% en 2025.
• Por su parte, también el Banco de Inglaterra ha decidido mantener sus tipos oficiales en el 5,25%. En este caso la máxima autoridad monetaria británica no se compromete a subirlos de nuevo en un futuro próximo. Y es que la economía británica está de capa caída y el encarecimiento del crédito está resultando catastrófico para los hogares, muy endeudados. Pero, por desgracia, el Banco de Inglaterra no se encuentra en la misma situación que la Reserva Federal estadounidense. Con un 6,7%, la inflación sigue siendo demasiado elevada y muy superior a los tipos de interés ofrecidos por la deuda británica a todos los plazos. Los tipos reales son por tanto negativos, lo que no anima a los inversores a financiar al Reino Unido. Sin embargo, el país necesita desesperadamente inversiones extranjeras. A ello se añade una situación financiera muy difícil, con escaso margen de maniobra presupuestaria. Por lo tanto, Londres no estará en condiciones de acudir en ayuda de los hogares y las empresas en caso de un nuevo repunte de la inflación.
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