Obligaciones estadounidenses: un clásico en su cartera
¿Las obligaciones en dólares siguen siendo interesantes para la cartera diversificada de un inversor a largo plazo?
¿Las obligaciones en dólares siguen siendo interesantes para la cartera diversificada de un inversor a largo plazo?
Las obligaciones estadounidenses tienen un hueco en todas nuestras carteras globales con un peso del 5%. ¿Pero cuáles elegir? Para aprovechar sus mejores rendimientos, nos decantamos por las obligaciones con vencimiento inferior a 5 años que ofrecen un interés en torno al 4,2% anual, por encima del 3,8% de las de largo plazo. Siga leyendo y descubra los mejores fondos para invertir en renta fija de EE.UU.
Si bien los tipos oficiales han pasado de menos del 0,25% a principios de 2022 al 5,25% en la actualidad, la inflación sigue siendo demasiado elevada a ojos de la Fed (el banco central estadounidense) que procederá a una nueva subida de tipos el 26 de julio. Un mercado laboral aún tenso y un sector privado que no deja de consumir, gracias a las medidas puestas en marcha por Biden, mantienen la economía a flote. Pero estos mismos factores contribuyen a su vez a que la inflación no haya dicho su última palabra.
La tendencia hacia una relajación progresiva de las presiones inflacionistas es clara. Las condiciones de financiación más restrictivas lastran en efecto la economía, cuyo crecimiento en los próximos trimestres será cercano al 0%. Y dado que los tipos directores de EE. UU. no bajarán hasta 2024, los hogares se enfrentarán a créditos caros durante algún tiempo.
Ante este incierto panorama el inversor tiene todo el interés en diversificar su cartera. En los últimos años, esta diversificación le salía cara, ya que las obligaciones casi no ofrecían rendimiento alguno. Sin embargo, el mercado de renta fija vuelve a ser interesante. En primer lugar, porque los tipos han subido, remunerando mejor a los inversores. A algo más del 3,8%, el rendimiento de la deuda soberana estadounidense a 10 años está en su nivel más alto de la última década.
En segundo, porque la difícil coyuntura económica y el repunte de las acciones han penalizado los beneficios y la rentabilidad por dividendo, respectivamente. En el 1,5% para el S&P 500, la rentabilidad por dividendo está por debajo de la media histórica de los últimos 30 años (1,9%). En conjunto, estos dos factores empujan el diferencial entre el rendimiento de las obligaciones y el del dividendo de bolsa estadounidense al nivel más alto desde octubre de 2007.
Relativamente bien remuneradas, las obligaciones del Estado americano volvieron a demostrar en marzo su papel como valor refugio, en plena tormenta de los bancos regionales de EE.UU. La alta volatilidad empujó a los inversores hacia las obligaciones en dólares, incluso cuando la crisis se originaba precisamente en EE.UU. Además, en el sombrío contexto económico actual, los riesgos que penden sobre las bolsas son significativos. Por otro lado, al haberse convertido en uno de los principales productores de energía del planeta, EE.UU. está menos expuesto a un nuevo repunte de los precios de la energía (y de la inflación).
Es cierto que el dólar USD está sobrevalorado en torno a un 8% frente al euro, pero mientras dure la presión inflacionista y las dificultades económicas debería preservar su fortaleza. Para aprovechar los rendimientos de las obligaciones con vencimiento en torno a 5 años en torno al 4,2% que rentan casi medio punto más y se asume un menor riesgo que con las de largo plazo, nos decantamos por el ETF Amundi US Treasury Bond 3-7Y Dist (LU1407888996; cotizado en Euronext París) o el iShares $ Treasury Bond 3-7yr USD A (IE00B3VWN393; cotizado en el Xetra alemán), ambos con unos gastos totales muy reducidos del 0,07% anual. Eso sí, cómprelos en un bróker barato como Banco BiG para que sumados sus gastos no afeen el rendimiento.
Valor liquidativo en el momento del análisis:
ETF Amundi US Treasury Bond 3-7Y Dist: 94,38 EUR
iShares $ Treasury Bond 3-7yr USD A: 114,31 EUR