El caso de Danone
La historia reciente de Danonenos viene al dedo para desmontar una de las creencias más peligrosas para el pequeño inversor: pensar que una empresa reconocida es automáticamente una buena inversión. Una cosa es tener buenos productos… y otra, muy distinta, generar beneficios consistentes para el accionista.
El grupo francés lleva años presumiendo de su enfoque en salud y sostenibilidad (ya sabe, esas siglas ESG tan de moda), y de marcas de gran tirón como Activia, Evian o Alpro. Pero si analizamos las cifras de la compañía, el panorama no resulta tan saludable. El beneficio por acción (bpa) de Danone en 2024 sigue por debajo del de 2019. Su rentabilidad operativa es inferior a la de sus competidores. Y aunque la dirección ha lanzado un plan llamado “Renew Danone” para intentar corregir el rumbo, los resultados por ahora apenas se dejan notar. ¿Y qué hay del precio de la acción? Pues tampoco ha dado alegrías constantes a quienes la han mantenido en cartera durante los últimos años. De hecho, aunque últimamente parece animarse un poco, nuestros analistas consideran que el precio actual ya descuenta más esperanzas que realidades.
¿La enseñanza para usted?
No se lleve a engaño. Que una marca sea conocida o que una empresa presuma de valores no significa necesariamente que se trate de una inversión rentable. Lo realmente importante es analizar las cifras de esa compañía: beneficios, márgenes, deuda, capacidad para mejorar... No hay que fijarse en lo que dice, sino en lo que logra. Las empresas también se reinventan, a veces con éxito y otras no. El aumento de ventas no sirve de mucho si no se traduce en beneficios. A veces, hacer menos caso a la reputación de la compañía y poner el foco en los datos puede evitarle perder dinero.
La próxima vez que escuche que “todo el mundo conoce esa marca”, pregúntese mejor si ese “todo el mundo” está ganando dinero… o solo comprando sus productos.
Cotización en el momento del análisis; 73,58 EUR.