BOOKHAM TECHNOLOGY
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Optoelectrónica· Londres
· 157,50 peniques
Bookham, fabricante inglés de componentes ópticos para telecomunicaciones, ha revisado radicalmente a la baja sus previsiones para el 2º trimestre. Mientras que sus previsiones aún recientemente (E-R 83) apuntaban a un caída de las ventas del 25 al 40% respecto al 1er trimestre, actualmente prevé un retroceso del 45 al 55%. Resultado: nuevos "agradecimientos" y la amortización de una parte de las existencias (caducadas).
La historia de Bookham es en efecto bastante sencilla: en el segundo semestre del año 2000, la sociedad amplió considerablemente su capacidad de producción en un momento en el que los componentes ópticos comenzaban a declinar. Resultado: una sociedad fuertemente deficitaria que, en penosas condiciones económicas, intenta como puede sacar la cabeza fuera del agua. Pero las perspectivas a corto plazo son poco alentadoras. Varios problemas fundamentales minan en efecto el sector óptico. En primer lugar, las operadoras de telecomunicaciones enterradas por unas deudas descomunales han cerrado el grifo de las inversiones. Además, hemos observado un cambio en el destino de los gastos. En lugar de invertir millones en la construcción física de redes de comunicaciones, las operadoras se dirigen hacia soluciones de software que permitan ofrecer una multitud de servicios en estas mismas redes y, de esta forma, responder a las exigencias de rendimiento de sus accionistas. Razón por la cual Nortel (cliente nº 1 de Bookham) y otros especialistas no esperan ninguna recuperación del sector óptico antes del segundo semestre de 2002. Añadir asimismo que ya no cabe esperar porcentajes de crecimiento como los registrados estos cuatro o cinco años pasados. Nada bueno por tanto para Bookham cuyo equilibrio financiero parece más lejos que nunca.
La valoración actual se sostiene sobre todo en las reservas de liquidez (unos 200 millones de libras o 160 peniques por acción), pero éstas se reducen en 30 millones cada trimestre. Y el liderazgo tecnológico reivindicado por Bookham sigue sin mostrarse, ni mucho menos, en la evolución de los resultados de explotación. NO COMPRE.