En busca del maná prometido
Hay ofertas que llegan a prometer rendimientos de antaño, como si los tipos de interés no hubiesen bajado; y que tratan de atraerlos con una apariencia de bajo riesgo, pero cuyos rendimientos podrán acabar quedándose por el camino sin llegar a ser otra cosa que mediocres al vencimiento. En consecuencia, decepcionan a los ahorradores, que ya de por sí desencantados acudieron en busca del maná prometido en el momento de la contratación. Y es que, en esa pérdida del rendimiento para el inversor intervienen varios factores, que tienen que ver directamente con que haya varios agentes sacando tajada del producto; especialmente, aquellos que se construyen con algún derivado de por medio. Pues a la mesa de los rendimientos, además del cliente, pueden terminar sentándose un comercializador, un emisor del derivado y la entidad que fabrica el producto: llámese nota estructurada, fondo garantizado de renta variable, swap de valores de colocación de fondos a largo plazo o como al agente de márquetin se le ocurra.
Por si fuera poco, en algunos casos nos encontramos con un producto que no hay quien entienda. No solo porque las tripas del producto nos parezcan enrevesadas para alguien que no tenga el suficiente conocimiento financiero; es que siendo ese el caso estaríamos ante un producto que no es adecuado para ese perfil de inversor. Y, además, en esa explicación del producto el inversor no consigue tener una idea clara de lo que puede ganar con él. O peor, se puede llevar una idea equivocada de lo que puede ganar. Y es que algunos productos presentan una rentabilidad máxima; rentabilidad que se queda grabada en la retina del inversor como si fuera ese maná que obtendrá. Pero en realidad los réditos a obtener están comprendidos entre una horquilla mínima y máxima e incluso, puede incurrir en pérdidas de cancelarlo anticipadamente, si es que esto es posible.
Con todo esto queremos lanzar un aviso para navegantes y recordar algunas reglas de oro que todos los inversores deben tener presentes:
1. Antes de invertir comprenda bien el producto, es decir, sepa dónde se mete.
2. Plantéese si necesitará disponer de su dinero antes del vencimiento y tenga claro, si el producto a contratar le ofrece la liquidez que usted necesita.
3. Desconfíe de cualquier producto que utilice ingeniería financiera entendiéndose esta por el uso de productos derivados o contratos swap.
En definitiva, tenga mucho ojo amigo ahorrador para que no le vendan por oro lo que no es. Y a ustedes los agentes implicados, hagan una redacción de los productos mucho más clara, que no haya que descifrar.