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Los bancos centrales hablan
hace 3 meses - lunes, 19 de junio de 2023
Se dice de ciertos comunicadores que valen más por lo que callan que por lo que dicen. Algo que puede aplicarse a los bancos centrales. Se lo contamos en nuestra postura editorial.
Tipos alto por mucho tiempo
La incidencia de las actuaciones de los bancos centrales en los mercados es tal, que una cohorte de especialistas se dedica, no solo a seguir sus movimientos, sino a interpretar sus mensajes – tanto por lo que dicen como por lo que no dicen –; tratando de intuir por dónde se orientarán sus próximos movimientos. La semana pasada, sin embargo, los bancos centrales a un lado y otro del Atlántico no han pecado de parquedad y han necesitado poca interpretación. El precio del dinero puede continuar su ascenso y el crédito no va a estar barato en el corto plazo.
De un lado, la Reserva Federal americana, que nos lleva unos meses de adelanto en lo que a política monetaria se refiere, dejó los tipos como estaban, al 5%. Se congratulaban de que la economía estadounidense hubiese resistido tan bien el endurecimiento monetario, pero sorprendió a los inversores anunciando proyecciones que los elevarán a lo largo del año al 5,5%. Una noticia que cayó como un jarro de agua fría, pues los inversores apostaban por que el coste del crédito ya hubiese llegado a su punto más alto en los EE. UU.; y ahora queda en el frigorífico el calendario de bajadas de tipos por el que muchos apostaban para los próximos meses. A este lado del charco, el Banco Central Europeo (BCE) sí dio el paso de elevar los tipos un 0,25% hasta el 4%. Pero fue más allá y aseguró que no se detendrá ahí, pues el caballo de batalla de las autoridades monetarias sigue siendo la inflación. Aunque los precios se han ido moderando desde inicios de este 2023 – de enero a mayo ha pasado del 8,6% al 6,1% en la zona euro y del 6,4% al 4% en EE. UU. –, están en niveles altos que los bancos centrales no están dispuestos a aceptar. En el caso de Europa, la institución presidida por Chris-tine Lagarde anunció que mantendrá los tipos altos el tiempo que sea necesario hasta conseguir el objetivo de reducir la inflación hasta el 2% y más allá, el tiempo que estime pertinente, después de alcanzar esa cota. Eso dibuja un panorama de tipos altos durante varios años, pues incluso en 2025 la previsión es que la inflación esté en el 2,3%. Así, las cosas los inversores ya pueden irse preparando para enfrentarse a un largo periodo de crédito caro en la eurozona. Algo que inevitablemente dejará su huella sobre las economías y que puede derivar en un crecimiento decepcionante.
Mientras la inflación siga fuera de cintura los bancos centrales continuarán aplicando su mano dura y seguirán marcando con su batuta el devenir de los mercados; unos mercados con la piel muy fina, donde las expectativas o los rumores, pesan tanto como como los hechos tangibles. En suma, un periodo de nerviosismo bursátil en el que la diversificación será bálsamo y en el que aquel que no tenga una perspectiva de largo plazo hará mejor en buscar otras inversiones. Vea la composición detallada de nuestras carteras en www.ocu.org/inversiones.