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Las acciones, en cabeza | Postura editorial
hace 7 meses - lunes, 27 de febrero de 2023El largo plazo, un factor clave
Cuando alguien tiene una estrategia inversora bien montada, es como si plantara un árbol. No puede esperar que al cabo de un año o dos esté ya a pleno rendimiento. Un manzano tarda entre tres y cuatro años en empezar a dar frutos, un pistacho entre 5 y 7 y si lo que planta es un tamarindo, no debe esperar ver sus frutos antes de 7 o 10 años; y siempre y cuando la variedad que haya elegido sea propicia al clima y además los cuide y se preocupe por ellos, abonándolos, cuando sea preciso y exterminando a las plagas que les ataquen. El mayor error en que puede tropezar un inversor novato en acciones es que, dado que desde el mismo momento en que compra sus acciones empezará a ver resultados al alza o a la baja, dé mucha importancia a estas variaciones. Si son acciones bien seleccionadas, lo que debe importarle son los resultados del conjunto de su cartera al cabo de los años, y no hablamos de solo 3 o 4 años. Quien invierte en acciones debe echar su vista hacia adelante al menos 10 años y mejor, si es un plazo todavía mayor. Y es que, si bien un árbol de pistacho puede empezar a dar sus frutos a los 5 o 6 años, las mejores cosechas no llegan antes de 8 años y pueden seguir siéndolo durante 50 o más años.
Fijarse en el día a día y tratar de ser más listo que el mercado suele llevar a decisiones erróneas y a enriquecer solamente a su bróker por la multiplicidad de comisiones en compras y ventas. Invertir es una carrera de fondo y quien pueda dormir a pierna suelta, a pesar de los altibajos, será con lo que destine a las acciones con lo que obtenga los frutos más jugosos.
Como todos los años llega a nuestras manos el “Credit Suisse Global Investment Returns Yearbook 2023”, un informe realizado por el banco suizo que pone la lupa en la rentabilidad real de las acciones, bonos, efectivo y divisas en el largo plazo. Tan largo plazo como que ha analizado los rendimientos desde el año 1900. Y sus conclusiones no nos han sorprendido, las acciones han superado a la renta fija en todos los países en los últimos 123 años. Si bien en los últimos 40 años el rendimiento de los bonos no ha tenido – a nivel global – mucho que envidiar al de las acciones; poniendo sobre la mesa lo saludable de una diversificación de acciones y renta fija, como nuestras estrategias le proponen. Eso sí, advierten que el hecho de diversificar no impide sufrir algún año malo como el pasado en que los números rojos castigaron tanto la renta fija como la bolsa.
Ahora que están tan de moda las letras del Tesoro con las que se garantiza un 3% a un año, creemos que quien no tenga un horizonte de un año vista hará mejor en plantar su arboleda particular; si sabe esperar, obtendrá mejores cosechas. Es algo que habrán podido comprobar quienes sigan nuestra cartera modelo de acciones, que en algo más de 30 años de historia ha obtenido un rendimiento anual medio del 13,4%.