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La burbuja de las "Green Bonds"
hace un mes - lunes, 13 de febrero de 2023
No hay mal que por bien no venga. Si los mercados de renta fija se tiñeron de rojo en 2022 a lo largo del globo, con los tipos más altos o las obligaciones más baratas, según desde donde se mire, se han abierto buenas oportunidades de inversión.

Las obligaciones verdes son las que más han corregido en el conjunto de los fondos de obligaciones globales.
Las obligaciones verdes a la cola
Analizando la basta oferta para aconsejarle los mejores, además de dar con buenas opciones dentro y fuera de nuestras fronteras hemos observado algunos detalles que nos han llevado a otras conclusiones más que interesantes.
En concreto, una que tiene que ver con las obligaciones verdes o “Green Bonds”, es decir, las emitidas por emisores públicos o privados, cuyos fondos se comprometen específicamente a la financiación de proyectos verdes, sostenibles y socialmente responsables. Hay un semáforo en rojo en torno a ellas que no nos podemos saltar. Ya lo vimos venir allá por marzo de 2020 y le advertimos sobre ello: la renta fija no era ajena a la fiebre por las inversiones verdes y el auge de muchos fondos que por ideario tenían que invertir mayoritariamente en este tipo de obligaciones “verdes” podría hinchar una demanda sin responder a criterios financieros, sino emocionales. Y los gestores de fondos verdes, con el dinero entrando a espuertas, se veían obligados a comprar en un mercado relativamente estrecho las emisiones que contaban con dicha etiqueta sin valorar, si estaban caras o baratas. Es decir, se estaba formando el caldo de cultivo para crear una burbuja con obligaciones caras que nos llevaron a desaconsejárselos. El tiempo parece habernos dado la razón y las obligaciones verdes son las que más han corregido en el conjunto de obligaciones globales, dejando a la cola a los fondos que invierten en ellas. En 2022, los fondos que apostaban por los bonos verdes cedieron en torno al 20%; superando el 13% de las obligaciones mundiales y a años luz de los que llegaron a dar rendimientos positivos.
Echar la vista atrás también nos ha permitido poner en papel lo que en teoría ya sabíamos, pero que muchos inversores no terminan de ver. La renta fija, salvo que se invierta directamente en ella y se mantenga hasta el vencimiento, no es fija. De hecho, en la última década las obligaciones globales han vivido subidas y bajadas notables – como el +29% entre 2014 y mediados de 2016 o el -20% desde mediados de 2020 a cierre de 2022 – para acabar más o menos casi como estaban entonces: apenas suben un 1% anual.
Con todo, invertir en obligaciones para diversificar es interesante, eso sí, siendo selectivos. El resultado final depende muy mucho de ir acertando en el tiempo con las decisiones en cuanto a duración, geografía y emisor. Nosotros le ayudamos a dar con los mejores mercados de renta fija en cada momento, como en el caso de las obligaciones globales. Un buen fondo sin restricciones que use correctamente esa libertad en la elección de su cartera tiene premio.