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El inversor inteligente
hace 10 meses - viernes, 2 de diciembre de 2022
Los clásicos nunca mueren. Ni siquiera en la literatura financiera. Da igual que hayan pasado casi tres cuartos de siglo desde que en 1949 el inversor y profesor Benjamin Graham, considerado como el padre de la inversión de valor (“value investing”) publicara “The inteligent investor”.

Seguir principios básicos de inversión le ayudará a ir por el buen camino en cuanto a obtener rendimientos se refiere.
Principios de inversión aún vigentes
Este libro fue descrito por Warren Buffet, discípulo de Graham como “el mejor libro de inversión que jamás se haya escrito (vea cómo conseguirlo gratis por ser socio de OCU Inversiones). Sea o no el mejor, lo cierto es que los principios de la inversión en bolsa que describe, y nosotros compartimos, no han perdido vigencia con el paso del tiempo. La inversión en valor se enfoca en comprar acciones infravaloradas de empresas capaces de obtener un buen desempeño en el largo plazo. Esta sola frase encierra varias claves importantes. Una es la diferencia que hay entre el precio que usted paga por una acción y su valor real. La compra de toda acción debiera basarse en la investigación y el análisis cualitativo y cuantitativo de la empresa. Es decir, el análisis de los fundamentales, máxima que nosotros seguimos. Si usted compra una acción de baja calidad, por mucho que haya caído su precio podrá salirle caro en forma de nuevas pérdidas. Y es que las mayores pérdidas, según Graham, suelen provenir de la compra de acciones de baja calidad en tiempos de bonanza económica.
Otra clave que debe tener presente en la inversión de valor es la visión del largo plazo, en la que, por tanto, está incluida la máxima de no dejarse guiar por los vaivenes del mercado en el corto plazo. Y es que “Mister Market” como Graham le llamaba “es un esquizofrénico en el corto plazo que recupera su cordura en el largo plazo”. ¿Le suena de algo? Ya estará acostumbrado a nuestra insistencia en la importancia de invertir a un horizonte amplio de tiempo. Por eso, aunque puntualmente cada semana damos cuenta de los avatares de nuestras carteras, también insistimos en que donde de verdad deberán demos-trar su buen hacer estas estrategias será en el largo plazo. Entendemos que para seguir este consejo hace falta mucho control de las emociones. Un control que, si no tiene, le estará indicando que esa inversión posiblemente no sea adecuada para su perfil. Graham va más allá y señala que las personas que no pueden controlar sus emociones no son aptas para obtener beneficios mediante la inversión. Las emociones están presentes en los mercados, que se mueven del “optimismo insostenible” (cuando sobrevaloran las acciones) al “pesimismo injustificado” (cuando les dan un precio demasiado barato). Usted debe saber moverse en esas aguas para lograr vender caro (a los optimistas) y comprar barato (a los pesimistas).
Como ve estos principios son aptos, no solo para invertir en bolsa, sino de cara a lograr rendimientos satisfactorios y preservar al máximo su patrimonio en el largo plazo.