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Telecom Italia: comerse el huevo o la gallina
hace un año - martes, 19 de abril de 2022
¿Materializar hoy una ganancia cierta o esperar a que madure confiando en obtener un mayor valor mañana? Este dilema es al que se han estado enfrentando los accionistas de la operadora italiana a la que le habían salido varios pretendientes.
Un par de fondos interesados
Entre los pretendientes de la operadora están por un lado, el fondo estadounidense KKR que, en noviembre pasado cuando la acción cotizaba en torno a 0,33 euros, manifestó su intención de comprar toda la compañía lanzando una opa – a un precio no confirmado de 0,505 euros por acción –, que le permitiera, en caso de ser exitosa, excluirla posteriormente de bolsa. Por otro lado, el fondo CVC que, a diferencia del anterior, ha puesto sobre la mesa una propuesta por solo una parte de la compañía; en concreto, por una división de negocio, la de empresa, pero que ni siquiera existe todavía, pues su creación se ha previsto en el plan estratégico lanzado por la operadora a principios de marzo. Es decir, una oferta hoy por el todo u otra mañana, que pudiera resultar más jugosa, por ser por una parte y manteniendo el resto.
En lo que respecta a la oferta de KKR, el dilema puede ya darse por zanjado, pues el fondo estadounidense acaba de batirse en retirada. La razón ha sido la negativa de los italianos que, sin tener previamente una oferta vinculante sobre la mesa, se han opuesto al “due diligence”; una expresión derivada del derecho inglés, que viene a ser una auditoría de común acuerdo para que el comprador tenga una valoración real de la compañía. Telecom Italia no estaba dispuesta a que KKR metiese la nariz en sus cuentas sin antes recibir un compromiso formal de compra. Puestas así las cosas queda abierta la veda para que las negociaciones con CVC puedan seguir avanzando o para que otros pretendientes interesados – incluido el propio KKR, que podría estar pensando en otro tipo de operaciones con la italiana – metan la cabeza. Sería el caso de la integración de la red de Telecom Italia con la de Open Fiber, que podría aumentar el potencial de la futura Telecom Italia separada en subdivisiones.
Volviendo al interrogante que planteábamos al principio, nuestra respuesta es que depende del caso. El precio cobrado debe ser lo suficientemente jugoso para que se renuncie de buen grado a los beneficios futuros razonables de mantenerse dicha inversión. Lo que sí tenemos claro es que deben ser los accionistas los que tomen su decisión en cuanto a si aceptan o rechazan dicha oferta; y cualquier movimiento del Consejo de la compañía frenando o poniendo píldoras envenenadas con el único objetivo de no perder sus poltronas debe ser rechazado. Además, como se ha visto en este caso, los calentones de una cotización – tras tocar los 0,51 euros en noviembre cayó a 0,25 euros a principios de marzo – pueden enfriarse poco después. Por ello, en casos como este, antes de especular hay que ver si con el valor razonable de la empresa, merecería mantener dicha empresa en caso de que la oferta resultase fallida.