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Adaptarse a los tiempos
hace un año - lunes, 10 de enero de 2022Qué ha cambiado en la manera de invertir
Si tuviéramos la posibilidad de viajar con una cápsula del tiempo veinte años adelante, podríamos hacer el ejercicio de ver cómo ha cambiado el mundo de las inversiones; qué novedades campan a sus anchas y hacia donde se encamina el dinero de los inversores. A falta de tal máquina que nos permita ver cómo invertiremos en el año 2042, siempre podemos mirar al pasado para examinar cómo se invertía entonces. Por ejemplo, con mirar apenas veinte años atrás ya veríamos importantes diferencias con la forma en que invertimos ahora. En ese momento los fondos de inversión que hoy marcan récords de patrimonio – en diciembre pasado los españoles alcanzaron 25.000 millones en suscripciones netas – y son objeto común en la cartera de cualquier pequeño inversor eran sólo cosa de los mejor informados; y de los ETF, o fondos cotizados, aunque hacía ya unos años que se lanzara (en 1993) el primer ETF en los EE.UU. – el Spider sobre el S&P 500 –, en España ni se les veía ni se les esperaba. Eso, por no hablar de que no encontraríamos ni rastro de la inversión socialmente responsable (ASG) o de las inversiones temáticas, ya que por entonces la única diversificación al alcance de un pequeño inversor era grosso modo qué destinaba a las acciones y qué a la renta fija y en todo caso una diversificación geográfica. También encontramos aspectos que por más tiempo que pase siguen empeñados en no cambiar. He ahí si no, el cerca de billón de euros que los españoles tienen en depósitos y cuentas a la vista a pesar de que la rentabilidad de estos haya caído al 0%.
Es este, el mundo de las finanzas, uno en el que se producen cambios de mayor calado, a veces sin que se puedan considerar como necesarios, pero a los que parece hay que adaptarse necesariamente. Y en nuestra opinión hay que mantener lo que da resultados de forma consistente y añadir sólo aquellos que pueda mejorar lo que ya se está haciendo de forma cabal. Una cosa es adaptarse a los tiempos y aprovechar las oportunidades que se van generando – léanse aquí las bondades de la inversión en ETF en cuanto a costes o la posibilidad de abordar nichos que de otra forma será más complicado y arriesgado, por ejemplo, sumarse a tendencias como el coche eléctrico; o identificar nichos de futuro como el metaverso (Autodesk es una buena opción para beneficiarse de este nuevo universo) –; y otra bien distinta es lanzarse de cabeza a inversiones sin ningún respaldo como pueden ser las criptomonedas, o abandonar la diversificación territorial por divisas y la incorporación de renta fija a una cartera que quiera limitar su riesgo, guiados solo por la moda y la posibilidad de cuantiosas ganancias que pudieran también tornarse en pérdidas.
Lo más sensato es poner límites y decantarse por un modo razonable de inversión. Pues en lo de adaptarse a los tiempos y modernizar nuestra forma de invertir no todo vale.
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