Ingredientes económicos
Con el comienzo de un nuevo año muchos de nosotros nos proponemos el reto de arrancar de cero; de hacer borrón y cuenta nueva intentando dejar atrás aquella mochila de cosas que nos lastra en el avance. Todo ello con el fin de hacer realidad nuestros deseos y proyectos. Pero borrar de un plumazo aquellos lastres que dificultan nuestro avance, a veces, no es tarea sencilla. Hace falta mucho más que un simple cambio de año. Y no digamos si trasladamos esta idea al terreno económico. El devenir de los mercados seguirá su curso natural guiado por los ingredientes que haya en cada momento: crisis energética, deuda pública disparada, problemas en la cadena de suministro, inflación por las nubes, reducción del programa de compras de la Fed, posible subida de tipos en el horizonte... Estos son algunos de los compañeros de viaje con los que arranca el 2022, un año cuyos dígitos suman 6; un número al que Euclides, el padre de la geometría, llamó perfecto por ser igual a la suma de sus divisores y al que el obispo Ambrosio de Milán allá por el siglo IV hizo símbolo de la armonía perfecta.
Inversor, no se quede de brazos cruzados
No sabemos cuánta armonía y perfección se conjugarán en 2022, pues le quedan casi todas las páginas por escribir. Por supuesto, nos gustaría que viniese cargado de una mejora de la situación sanitaria y económica, pero habrá que esperar para verlo. Por lo pronto en el año que acabamos de cerrar ya algunos profesionales veían con menor optimismo la situación de la economía a seis meses vista. Así lo reflejaba el “Consenso económico” del cuarto trimestre de PwC en el que participan más de 400 expertos, donde solo un 29,1% de los encuestados consideran que la situación económica en el mundo será mejor en junio de 2022 frente a casi el 74% que lo afirmaba en el segundo trimestre del año pasado. Como decimos habrá que ver qué derroteros toma el año. Nubarrones hay y si no que se lo digan a nuestros bolsillos que soportan la subida de precios. Pero eso nos recuerda que también corre de nuestra cuenta no quedarnos de brazos cruzados y tratar de ganar la baza, por ejemplo, a la inflación.
Desafortunadamente, todavía son muchos los que deciden no mover ficha en ninguna dirección. Por eso, en nuestra particular carta a los Reyes Magos este año pedimos que vengan un poco mejor dadas que este año que dejamos atrás y que sean más las sorpresas positivas que las negativas. Que la Administración y nuestros gobernantes piensen más en el inversor y en la necesidad de un ambiente propicio para el ahorro que en nuevos impuestos, tasas y más palos en la rueda. Que avancen en la neutralidad fiscal, si puede ser igualándonos a los que mejor lo hacen y no a los que peor lo están haciendo. Y que todo ello sume de cara a hacer aumentar y proteger lo que tanto nos cuesta ganar, nuestro patrimonio. Por nuestra parte, trataremos de contribuir a esta suma con buenos consejos de inversión. ¡Que se abra el telón!