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Estrés pandémico. Postura editorial
hace un año - lunes, 18 de octubre de 2021
Con la incertidumbre por la pandemia los inversores también se han estresado y esto se ha reflejado en el comportamiento de algunos.
El proceso de toma de desiciones
Vivir una pandemia es algo que no entraba en nuestros planes. Esta situación inesperada además de poner patas arriba a las economías ha tenido sus efectos en otros órdenes de nuestras vidas. El virus nos ha pasado factura física y emocional. La incertidumbre, que hemos sufrido en primera persona, con un impacto significativo en la economía ha generado tal estrés que ha llegado a afectar incluso al comportamiento de algunos inversores. Es lo que refleja una encuesta de la European Financial Planning Association (EFPA) hecha entre más de 1.200 profesionales certificados el pasado mes de julio. En concreto, casi la mitad de estos asesores (47,1%) observaron claros síntomas de ansiedad continuada en sus clientes; ansiedad que los llevó a tomar decisiones equivocadas. Nada que deba sorprendernos, cuando entran en juego las emociones. Uno de los elementos, junto a la capacidad analítica – como explica la CNMV en su guía “Psicología económica para inversores” –, que interviene en el proceso de toma de decisiones. Y tanto han aflorado las emociones durante esta crisis sanitaria que un 43,2% de los asesores dice que sus clientes toman ahora más decisiones basadas en los sentimientos; incluso un 25% señala una tendencia a no atender sus recomendaciones igual que antes de la pandemia. Se podría decir que es el imperio de lo irracional sobre el comportamiento analítico.
Pero este estrés pandémico no ha afectado a todos los inversores por igual. Otro 49% de los asesores observaron cierto nerviosismo en sus clientes en los primeros meses de la pandemia sin que este llegase a impactar de forma importante en los resultados de sus carteras. Y otra cosa más, los asesores no fueron inmunes a este estrés. Y es que más de un tercio se sintió “desbordado” en momentos puntuales ante la reacción de sus clientes. En cualquier caso, la mayoría (61,2%) logró calmarles y las aguas volvieron a su cauce.
No se puede negar que el vuelco económico provocado por la pandemia no es fácil de gestionar para un inversor, pero hay algo que nos llama la atención. Y es que, si el nerviosismo ha cundido con los mercados durante meses al alza, no queremos pensar qué habría pasado en la situación contraria. Sabemos que no se puede tener nervios de acero en todo momento, pero en este tipo de situaciones hay que buscar recuperar la templanza. Pues una cosa está clara y demostrada: dejarse llevar por el ímpetu de las emociones acaba llevando a sufrir más pérdidas que si mantenemos la cabeza despejada y damos prioridad al análisis razonado.
En situaciones como esta tratar de no dejarse llevar por las emociones y contrastar información y consejos con fuentes independientes junto a una diversificación con miras al largo plazo serán sus aliados para contrarrestar la inquietud que nos genere la incertidumbre. Y en esa labor estamos para echarle una mano.