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El Banco Central Europeo o el juego de decir sin decir
hace un año - lunes, 19 de julio de 2021
Ante la próxima reunión del 22 de julio la presidenta del Banco Central Europeo, Christina Lagarde, ha hablado de "cambios interesantes"; unas declaraciones que dejan la puerta abierta a distintas interpretaciones.
El poder de la palabra
Todavía queman en muchos las palabras atribuidas a Elke König, presidenta de la Junta Única de Resolución (JUR) bancaria, cuando en mayo de 2017 – una semana antes de la resolución del Banco Popular – Reuters televisión le atribuyó la afirmación de estar preparando el terreno para meter mano, con todas las alarmas encendidas, en la entidad. Si bien no se demostró que estas declaraciones saliesen de su boca, y no fueron las culpables del agujero, al publicarse por un medio serio se les dio total verosimilitud. Ello aceleró la salida de depósitos del Popular y cerró el grifo a cualquier petición de la entidad al mercado que no fuera una venta a precio de derribo, como finalmente ocurrió, volatilizando los ahorros de muchos pequeños accionistas.
Las declaraciones inocentes, o no tan inocentes, de altos mandatarios de nuestras instituciones financieras en ruedas de prensa y entrevistas repercuten directamente sobre el bolsillo de los ciudadanos y en especial en el de los inversores. Por ello se miran con lupa. Incluso un ejército de alquimistas trata de transformar en oro esas declaraciones revelando el mensaje real que hay detrás de decir “Hemos hablado de pensar en …” en lugar de “Hemos pensado en hablar de…”. Un juego entre el regulador, analistas y periodistas, en el cual se dice sin decir, se adelantan intenciones o simplemente se lanzan globos sonda. Así pues, conviene estar atento, pero sin tomarse todo a pies juntillas. El último ejemplo han sido las declaraciones de Christine Lagarde, presidenta del BCE (Banco Central Europeo) la semana pasada en Bloomberg Televisión, ante la próxima reunión del día 22, en la que el regulador pudiera aclarar su política de compra de deuda y la llegada, o no, del temido tapering (reducción de estímulos) a la eurozona. Los medios del Sur de Europa – entre ellos los españoles –, han interpretado que Lagarde ha dado a entender que incrementará el ritmo de recompra de deuda durante el tercer trimestre manteniendo los tipos en mínimos y apoyando además la deuda de empresas privadas como ha hecho comprando emisiones de Repsol e Inmobiliaria Colonial. En cambio, si leemos los periódicos del Norte de Europa la interpretación va más bien en la dirección contraria: se reducirán las compras de deuda desde finales de verano. ¿Qué hay de verdad?
Como persona astuta, Lagarde ha hablado más bien de “cambios interesantes” para que así cada uno saque sus conclusiones y no haya sorpresas llegado el día 22. En nuestra opinión, es probable que en septiembre empiecen a reducirse las compras de deuda – contentando con ello a las economías del Norte –, aunque de forma paulatina para que no haya una explosión de tipos al alza; y se prolongue más allá de 2022 el programa de compras, insuflando oxígeno a las economías del Sur. En suma, creemos que dará un paso hacia la reducción, aunque sin cambios importantes. En todo caso seguiremos atentos para recomendarle cualquier cambio de estrategia que sea necesario.