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Coto al juego sucio
hace 2 años - lunes, 10 de mayo de 2021
Por mucho que los códigos de buen gobierno y otras recomendaciones traten de hacer brillar la ética en las cotizadas, aún abundan los intentos de uso de información privilegiada.
Operaciones sospechosas
Cuando se invierte en Bolsa todo inversor cabal debe saber que las cotizaciones pueden subir y bajar. Y que ya sea por la mejor o peor marcha de sus negocios, los beneficios que presenten, los contratos que firmen, los yacimientos que descubran o las operaciones corporativas (OPA, fusiones…) en que se enfrasquen, todo ello puede incidir en su cotización. Es el juego bursátil. Ahora bien, cuando es un agente que, por pertenecer al equipo gestor de la compañía, al banco de negocios o a la consultora que intermedia una operación corporativa, tiene acceso a dicha información previamente a que se haga pública y venden antes de que caiga su precio o compran antes de que suba, eso ya no es el juego bursátil, sino juego sucio. Tanto los intentos de manipulación de cotizaciones como el uso de información privilegiada son delitos tipificados. Y son más corrientes de lo que el buen gobierno de las empresas, tan en boca de muchos consejeros, nos pudieran hacer creer. En 2020 se comunicaron al perro guardián de nuestros mercados, la CNMV, 274 operaciones sospechosas de constituir abuso de mercado. Un 85% de ellas eran referidas a acciones.
Por ahora igual debemos estar hasta contentos con que se hayan registrado un 23% menos de estas comunicaciones respecto a las presentadas en 2019. Pero no nos parece motivo suficiente de júbilo. Es cierto que, demostrar cuales de estas prácticas han sido constitutivas de delito o meritorias de sanción, incluso tras una escrupulosa investigación es muy complicado, ya que a menudo se hacen a través de personas o sociedades interpuestas, por lo que la mayoría de estas denuncias queda en agua de borrajas.
En cualquier caso, por mucho que los códigos de buen gobierno y otras recomendaciones traten de hacer brillar la ética en las cotizadas, tal abundancia de comportamientos sospechosos habla muy mal de su gobierno corporativo en líneas generales. Como tampoco habla muy bien – aunque no esté dentro del saco de lo que se entiende como un abuso de mercado como tal – las abultadas cifras de salario que reciben algunos directivos y gestores. Estos salarios de los que se hace eco la prensa de forma regular superan con creces en algunos casos 20 veces la media de los salarios en tales empresas. Un tope que desde mucho tiempo atrás hemos venido reclamando que no se supere, por respeto primero en primer lugar hacia sus empleados y también por responsabilidad social.
Por nuestra parte seguiremos prestando la máxima atención al buen gobierno de las empresas. Uno de los pilares que sustentan los criterios ESG, que ponen además el foco en el respecto por el medio ambiente, y la contribución social. Desde OCU Inversiones lo hemos puesto siempre en valor a la hora de realizar nuestros análisis de las compañías; ahora no lo verá individualmente en estas tablas, pero sepa que ya está integrado en nuestra recién estrenada etiqueta ESGF.