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Bankia, despedida a un triste suceso
hace 2 años - lunes, 29 de marzo de 2021
Bankia ya es historia; una historia que ha hecho correr ríos de tinta y que terminaba el viernes 26 de marzo de 2021 dando sus últimos coletazos en bolsa.
Así pues, sus accionistas a cierre de mercado se habrán despertado el lunes 29 con acciones del nuevo gigante bancario CaixaBank. En concreto el canje se ha saldado con 0,6845 acciones de CaixaBank por cada título que tuvieran de Bankia y el abono en efectivo de los picos sobrantes. De esta forma echa a andar el nuevo gigante de la banca española, un gigante tras el que queda velado un truculento episodio: el de la aventura fallida de la salida a Bolsa de Bankia; la OPV (Oferta Pública de Venta) de acciones más tóxica de nuestra historia reciente, que hizo pasar un trago bien amargo a los inversores que quisieron “ser bankeros” y se las prometían felices con su éxito.
No es que queramos poner la nota discordante tras el alumbramiento de esta nueva entidad, pero tampoco nos parece que el punto final de Bankia sea para hacer borrón y cuenta nueva sin más. Olvidar todo el dolor generado a sus accionistas y dar carpetazo al asunto no nos parece de justicia. Es más, lo sucedido con la OPV y, sobre lo cual advertimos a nuestros socios para que no picaran el anzuelo, ha de servir para sacar lecciones y procurar que la historia no se repita en lo sucesivo. La lección número 1 que deja la aventura de Bankia en el parqué es caer en el error de pensar que todas la OPV son una oportunidad para ganar dinero; un error clásico en el que muchos inversores suelen caer. Desgraciadamente el caso de Bankia no es un caso aislado. Ejemplos de OPV tras la que la empresa termina deambulando por el terreno de las pérdidas hay unos cuantos.
Otro aspecto que no estamos dispuestos a que caiga en el olvido es el papel que debe desempeñar el regulador del mercado. En el caso de Bankia ha quedado demostrado que al Banco de España ni se le vio y la CNMV se limitó a supervisar la entrega de la documentación sin más, otorgándole el beneplácito. Desde luego no contó con el nuestro y, si bien nos encargamos de advertirle que no acudiera a la OPV, estuvimos al lado de quienes sí lo hicieron para defender sus intereses hasta el final.
La despedida de Bankia es el adiós a un triste suceso, que muestra una vez más que en el mundo de las inversiones hay que andarse ojo avizor. Y es que no todas las OPV que a primera vista relucen son lo que parecen, ni todas son malas. Por nuestra parte, sólo le recomendaremos las que resulten más interesantes y como asociación de consumidores permaneceremos vigilantes ante cualquier atisbo de fraude que pudiéramos detectar. Es cierto que, aun invirtiendo con sensatez, como proponen nuestras estrategias, nadie le puede garantizar el éxito absoluto sin que no tenga algún año malo de por medio. Pero al menos elimina el riesgo de poner su patrimonio en peligro y reduce significativamente que esos años malos se repitan, obteniendo a medio, y sobre todo a largo plazo, un resultado jugoso.