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Objetivo primordial, recuperar la confianza
hace 2 años - lunes, 24 de agosto de 2020Inquietud ante la nueva normalidad
Después de un invierno y una primavera sumamente difíciles, marcados por el temor a la pandemia y el confinamiento, el verano nos ha obsequiado a todos con algo de esperanza. Si bien el nuevo coronavirus no ha desaparecido, la situación actual no es la misma que la de hace unos meses y todos, hogares, empresas y sector público, se esfuerzan por afrontar la nueva normalidad. La actividad económica está lejos de los niveles previos al covid-19, pero algunos sectores se han recuperado con mayor fuerza que otros. Sin embargo, con la vuelta al trabajo, la inminente llegada del otoño y unos datos de contagios preocupantes, la inquietud se extiende entre nosotros.
Como ya sabíamos, los políticos no son partidarios de volver a un confinamiento generalizado, como el de la pasada primavera. El destrozo en términos económicos, financieros y sicológicos, sería demasiado grande, por lo que una solución de este tipo no es previsible más que en el peor de los escenarios. Pero el planeta se enfrenta a un enemigo feroz, que está de vuelta en algunos países que habían cantado victoria demasiado pronto (Nueva Zelanda, República Checa, etc.).
¿Recuperación económica en el horizonte?
Desgraciadamente, la ausencia de confinamiento generalizado no es sinónimo de recuperación. Sin la vuelta de la confianza y una mayor visibilidad de cara al futuro, hogares y empresas mantendrán la prudencia y pospondrán las grandes decisiones de inversión y de consumo. Para tranquilizar a la población y dar una apariencia de normalidad, el papel de las autoridades ha de ser doble: desde luego tendrán que demostrar que la crisis sanitaria está controlada, pero también mostrar su apoyo incondicional a la economía y sus actores principales. Las medidas temporales adoptadas de forma urgente permiten a los hogares y empresas más necesitados sobrevivir, pero no les reasegura en absoluto de cara al futuro. Alemania así lo ha entendido y sus medidas de apoyo se han implementado durante un periodo de hasta 24 meses, lo que permite a los hogares encarar el futuro con más tranquilidad.
En cambio, el fin de las ayudas al desempleo en EE.UU. es un claro ejemplo de lo que no hay que hacer. Unas ayudas agotadas demasiado pronto (en julio), sustituidas por otras de cuantía inferior, decididas unilateralmente por el Presidente Trump, y de las que se desconoce cuándo y cómo verán la luz. Un presidente puede, en casos excepcionales, gobernar por decreto. Pero la confianza no puede ser decretada. Ahora bien, esta es precisamente el quid de la cuestión en la vuelta al trabajo y será determinante en la tan esperada recuperación económica.
Prudencia en sus inversiones
A la espera de tiempos mejores, el inversor prevenido debería en la medida de lo posible preparar su cartera para afrontar todas estas eventualidades. Primero, diversificando adecuadamente sin olvidarse de los llamados valores refugio. Y en el caso de las acciones, optando por empresas financieramente sólidas, capaces de hacer frente a los diferentes escenarios posibles (vea nuestro comparador de acciones).
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