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Tipos bajos por más tiempo
hace 3 años - lunes, 20 de abril de 2020
Desde la crisis de 2008-2009, con la omnipresencia de los bancos centrales, nos hemos habituado a convivir con tipos de interés anormalmente bajos.
En un principio se pensó que estas distorsiones monetarias serían medidas temporales para sacar a la economía mundial de la crisis. Pero lo que parecía temporal fue convirtiéndose poco a poco en permanente. Cierto es que no todas las autoridades monetarias contribuyeron a ello. La Reserva Federal americana remó en sentido contrario e intentó durante un tiempo volver a la normalidad monetaria, reduciendo su balance y aumentando los tipos de interés; ejemplo que no siguió Japón o la zona euro, que durante años se financió con rendimientos más bajos que los ofrecidos al otro lado del charco.
La pandemia del COVID-19 no está siendo una excepción, en cuanto a la omnipresencia del Banco Central Europeo, ni en cuanto a los rendimientos de los bonos del Tío Sam. El refugio del mundo sigue estando al otro lado del océano. No hay más que ver que ante las caídas de muchos activos las obligaciones estadounidenses – que siguen ofreciendo tipos positivos frente al negativo de la deuda alemana, por ejemplo –, salvaron los muebles; convirtiéndose así en una especie de salvavidas en las carteras de los inversores.
Desafortunadamente, la Reserva Federal americana se está metiendo en embarcando en un camino del que resultará muy difícil salir. Para hacer frente a la debacle económica de la pandemia se está convirtiendo en el prestamista de último recurso, no sólo para la deuda del Gobierno de los EE.UU., sino también para la de los gobiernos locales y municipales, la de algunos bonos basura de empresas; la deuda de estudiantes o los préstamos para automóviles. Está dispuesto a recomprar todas estas deudas y al hacerlo estará asumiendo todos los riesgos asociados al crédito en los Estados Unidos. En definitiva, con su intención de fomentar la concesión de créditos, también fomentará la asunción de riesgos excesivos. Los bancos y otras entidades querrán prestar dinero a toda costa. Y si las cosas van bien sacarán provecho, pero de no ser así, la Fed pasará por caja.
Todo ello podría tener importantes implicaciones para el inversor, toda vez que la autoridad monetaria americana actuará en cooperación con el Tesoro de EE.UU., un organismo político; y los responsables políticos no tendrán interés en poner fin al apoyo de la economía. Ante este contexto, todo parece indicar que los tipos bajos seguirán a este nivel durante una larga temporada. Y esto significa para el inversor tendrá que estar dispuesto a asumir más riesgo, si quiere obtener algo más de rendimiento; como el que puede ofrecerle la inversión en acciones. De ahí, que en nuestras estrategias, en la que prima la diversificación y el largo plazo, estas tengan mayor protagonismo frente a otras inversiones.