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Sanción a los bancos, una más
hace 4 años - lunes, 3 de diciembre de 2018La semana pasada conocimos algunas de las multas que ha impuesto la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a varias entidades, entre ellas al Banco Santander. En concreto, el motivo de la infracción “muy grave” – por la que tendrá que desembolsar cuatro millones y medio de euros de sus cuentas –, ha sido “no actuar en el interés óptimo de sus clientes y percibir incentivos no permitidos”. En total esta actuación, como reconoce la entidad, pudiera haber afectado a la cifra nada desdeñable del ¡8%! de sus clientes minoristas con fondos. Es decir, ocho de cada 100 clientes habrían pagado más de lo que debían, si le hubieran ofrecido la clase de fondo adecuada para su perfil y tipología de inversor.
Este tipo de situaciones nos lleva a hacernos varias reflexiones, empezando por la mella en la confianza que se acaba generando en el sector financiero. Y es que no debemos olvidar que, como cualquier empresa, las entidades financieras tienen sus propios intereses, que a veces, entran en conflicto con el “interés óptimo” de sus clientes, que es ante todo el que debieran procurar. Por nuestra parte, no dudamos de que las entidades sancionadas vayan a poner en marcha acciones para evitar este tipo de situaciones en el futuro – de hecho, el Santander ya ha anunciado que implantará medidas –, pero da qué pensar la facilidad con la que las entidades pagan el cúmulo de multas que atesoran; como si les saliera más a cuenta pagar que poner los medios antes para que esto no ocurra. Otra reflexión importante, es que, si bien las sanciones son el reflejo de que los mecanismos correctores funcionan, una vez más muestran que al final el dinero obtenido no sirve para resarcir el daño al perjudicado, sino para engrosar las arcas administrativas. El interés óptimo del cliente queda, por tanto, socavado por mucha sanción que se imponga a quien haya infringido las reglas, quedándose con un incentivo que no le correspondía.
Atendiendo, no sólo, a este conflicto de intereses que puede surgir entre entidad y cliente, sino al afán de velar por su patrimonio, desde OCU Inversiones siempre le aconsejamos que mire con lupa el contenido de las ofertas de su intermediario y que no confíe ciegamente en todo lo que éste le diga. Lo más acertado es contrastar la información y la publicidad de su entidad, contando para ello con un asesoramiento independiente, que le abra los ojos y le ayude a elegir las condiciones que mejor se adapten a su perfil de inversor y a sus intereses. Porque perseguir “su propio interés óptimo” debe ser su mayor interés, cuando se trate de dejar en manos de otro su patrimonio. Apóyese en nuestros consejos y no afronte solo esta labor.
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