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El gigante americano se resfría
hace 4 años - lunes, 15 de octubre de 2018Los principales índices de la Bolsa americana sufrieron un batacazo de más del 3%. Los valores más castigados fueron los tecnológicos, donde el Nasdaq se desplomó un 4% (su mayor caída desde junio de 2016) y el Dow Jones de valores industriales, un 3,1%. Si bien el euro sigue fuerte frente al dólar, el efecto contagio no tardó en llegar a las Bolsas europeas, que se dejaron un 2%; y las asiáticas, donde Tokio se llevó un varapalo de más de un 4% durante la jornada. El golpe afectó también a las materias primas: el precio del barril de petróleo West Texas cayó de 84 a 72 dólares. Ante este enfriamiento de la Bolsa norteamericana, cabe preguntarse, si estamos ante una crisis de calado por la que haya que poner pies en polvorosa o sólo ante una falsa alarma. Nosotros seguimos confiando en EE.UU. como el gigante que es.
El batacazo de Wall Street tiene entre sus detonantes el repunte de los tipos de interés a largo plazo en EE. UU. (3,2%). Esta escalada de los tipos a largo plazo está provocando un movimiento de capitales de las acciones a las obligaciones. Así pues, el correctivo infligido en las Bolsas tras la tercera subida de tipos, realizada por la Reserva Federal americana es algo que no se ha hecho esperar y que, como ha dicho Trump -quien responsabilizó a la Fed por haberse “vuelto loca” con las repetidas subidas del precio del dinero-, “es una corrección que llevábamos tiempo esperando”.Todo ello llega en una semana, donde el Fondo Monetario Internacional apuntó hacia la desaceleración mundial, anuncio que infunde temor a los mercados y al que se unen otros factores poco alentadores como el nerviosismo por la crisis italiana, la guerra comercial entre EE.UU. y el resto del mundo de fondo o la crisis de los países emergentes.
No está en nuestra mano lanzar futuribles y hacer pronósticos de cómo afectará la desaceleración global al balance de las empresas estadounidenses. Pero si podemos afirmar que las decisiones de la política monetaria dictadas desde su banco central, entre las que se encuentra la escalada de tipos, elevan la volatilidad a corto plazo. Esto no es óbice para que sigamos pensando que la Bolsa estadounidense esté correctamente valorada y merece un peso del 5% en toda cartera de un inversor a largo plazo. En lo que respecta a la renta fija del tío Sam, los perfiles defensivo y equilibrado también pueden incluir hasta un 5%, siempre que sea a muy corto plazo con un buen fondo monetario en dólares. Respecto al resto de Bolsas, no olvide incluirlas en su cartera, pero con una diversificación internacional como la propuesta por nuestras carteras globales.