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La gestión activa saca músculo
hace 5 años - lunes, 24 de septiembre de 2018
En los últimos años las pequeñas compañías han resultado más rentables que las grandes.
La disparidad de los resultados observados entre los fondos de acciones españolas viene a sumar un nuevo capítulo al cacareado debate entre defensores y detractores de la gestión activa frente a la pasiva y viene a poner sobre la mesa, sin trampa ni cartón, todas sus bondades. Ojo, también deja entrever sus inconvenientes, que los tiene, y a nuestro entender no debe pasarlos por alto.
Los conductores de un fondo de gestión activa cuentan con una libertad de movimientos a la hora de decidir en qué acciones invertir, que les permite en cierto modo escoger el camino a tomar para llegar a su destino. Justo lo contrario que los maquinistas de un fondo de gestión pasiva, que se ven obligados a ir por la dirección fijada de antemano por el índice de referencia que sigan. Si la pericia de los primeros da para ello y escogen con tino, pueden sacar mucho partido de esa flexibilidad. Basta echar un vistazo a los resultados cosechados por los fondos de acciones españolas merecedores de un consejo de compra (vea nuestro comparador de fondos).
Les hablamos de fondos, cuyos gestores han demostrado su valía en el pasado de forma consistente y que han acertado de lleno con las decisiones tomadas. Su apuesta por valores de pequeña y mediana capitalización, dejando en un segundo plano las grandes compañías del Ibex 35 – el índice más representativo del selectivo español y el indicador de referencia por excelencia de las estrategias de gestión pasiva focalizadas en las acciones patrias –, les ha salido a pedir de boca: en los últimos doce meses mientras que este índice formado por las 35 mayores compañías españolas se dejaba (a cierre de agosto) obtenía un -9%, los fondos recomendados conseguían cifras similares en positivo, un +9%, es decir, un 18% más.
Ahora bien, la gestión activa, además de ser más cara, cuenta con otros inconvenientes. No podemos meter a todos los gestores en el mismo saco. La fiabilidad va por barrios y, salvo honrosas excepciones, la gestión deja bastante que desear: en román paladino, sus resultados acaban siendo sistemáticamente inferiores a los cosechados por su mercado de referencia. De ahí, la importancia de optar por fondos con un bagaje exitoso, que son los que nosotros identificamos con tres o más estrellas.
Pero los buenos gestores también se equivocan. Si la situación sufriera un vuelco y fuesen las pequeñas y medianas compañías españolas las rezagadas, puede que más de uno se encabezonara en su apuesta y le saliera caro. Tenga en cuenta también que los cambios de caras en la gestión son habituales, por lo que los buenos resultados obtenidos en el pasado pueden deberse a gestores que ya no están; razones que refuerzan nuestra idea de diversificar la inversión en varios fondos.