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Frente a espejismos, el análisis
hace 4 años - lunes, 10 de septiembre de 2018Ante ciertos escenarios, nuestro cerebro es proclive a jugárnosla tomando decisiones desacertadas. Es lo que muestra la llamada paradoja de Monty Hall, conocido presentador americano de un concurso televisivo de los años 60. En él un concursante debía elegir entre tres puertas cerradas, una de las cuáles escondía un coche y las dos restantes cabras. Una vez elegida, y antes de mostrar el premio obtenido, el presentador abría una de las puertas restantes, mostrando tras ella una de las cabras y daba la opción al concursante de cambiar su elección. ¿Qué haría usted? Aunque no lo parezca la probabilidad matemática de ganar el premio, si cambia de puerta es justo el doble que si no lo hace.
En OCU inversiones sabemos que la mejor forma de combatir la falta de capacidad de nuestro cerebro para evaluar probabilidades ante escenarios complejos es el análisis y el rigor de los cálculos matemáticos. Un ejemplo de ello y del mencionado dilema de Monty Hall puede ser la nueva emisión de bonos del Banco Santander. Ligados a una cesta de acciones a cinco años, ofrecen un 1,75% TAE; un rendimiento atractivo a priori, que se desvanece tras desmenuzar el producto y comprobar, como nos temíamos, que la probabilidad de obtener tan pingüe beneficio es casi nula.
Algo parecido pasa con las obligaciones ligadas a la inflación ahora que ésta repunta al 2,2%, en las que además de jugar con probabilidades hay que tener muy en cuenta el precio que por ellas se paga. Pueden parecer una buena alternativa para protegerse contra la subida de precios en el largo plazo, pero la realidad muestra que tienen un rendimiento que, en la mayoría de los casos, quedará por debajo del de las clásicas obligaciones del Tesoro a 10 años; argumento que se refuerza viendo los rendimientos negativos en los últimos meses de los fondos que seguimos de esta categoría.
Frente al ahorrador, que como pago a no asumir riesgos debe contentarse con rendimientos que ronden el 1% en el mejor de los casos, invertir supone apostar. Ahora bien, la forma más razonable de hacerlo es diversificando, pero pesando más en el reparto un análisis concienzudo de la situación que lo que en principio nuestro cerebro pueda intuir. Análisis que debe hacerse de forma continua, pues la evolución que podía esperarse ayer de una cierta inversión no tiene por qué ser la de hoy. Nos hemos aplicado el cuento y hemos puesto a punto nuestras carteras globales para adaptarnos a la realidad de los mercados (vea los cambios propuestos). Y si usted es de los que ponen la vista en el mercado inmobiliario, le ofrecemos también un apunte, de la mano de nuestros colegas de OCU fincas y casas, que han detectado oportunidades de inversión en su último análisis de Sevilla y Toledo.