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Gastos ocultos
hace 4 años - lunes, 21 de mayo de 2018
Las entidades suelen pensar primero en ellas y luego en el cliente. Nosotros lo tenemos claro y las autoridades deberían reconocerlo sin tapujos para que nadie se llevara a engaño.
Imagine que acude a su entidad de confianza con 100.000 euros bajo el brazo en busca de asesoramiento y lo primero que le dicen es que lo único seguro es que, por gestionar su dinero, cada año se quedarán con 2.000 de sus euros. Y que el rendimiento final de su inversión será incierto y dependerá de muchas variables. ¿Firmaría ese contrato? ¿A que no le parece tan apetecible como lo pintan? Aunque la realidad es tozuda, las entidades se cuidan muy mucho de vendérselo así.
Esta es una de las conclusiones que hemos obtenido con nuestro test práctico (vea los detalles en nuestro artículo Consejos de las entidades para un inversor de a pie, ¿acertados?). Al calor de la nueva normativa en materia de asesoramiento recién estrenada en 2018 el servicio de gestión delegada de carteras gana protagonismo entre los consejos de inversión. En la entidad de turno se lo vestirán como un traje hecho a medida con el que invertir en una cartera de fondos reservados para usted. Un aura de exclusividad que puede hacerle pensar que se trata de una gestión independiente y que pagar una comisión anual por tal servicio está más que justificado. Nada más lejos de la realidad.
La banca nunca pierde
Vaya por delante que diversificar sus ahorros vía fondos de inversión es una excelente estrategia a largo plazo. Pero esta nueva moda no nos parece la mejor opción. Olvídese de que el traje le quede como un guante; lo que en realidad hará la entidad es ponerle uno de los que ya tenía en su armario sin ni siquiera tomarle medidas. Le asignará una de las carteras que tiene preestablecidas en función de diferentes escalas de riesgo pero, tal y como se desprende del test, casi seguro sin prestar atención a su perfil de inversor. Difícil acertar así. Además, el traje puede que no sea de buena tela. Raramente esos fondos exclusivos estarán entre los mejores y, curiosamente, muchos serán de la propia entidad. Y ojo, no crea que los costes se limitarán a la comisión del propio servicio: también habrá de sumar los inherentes a los fondos, de ahí que la factura total que acabe pagando con este servicio difícilmente bajará del 2% anual.
Repítalo las veces que haga falta: la entidad piensa en ella primero y luego en el cliente. Si los legisladores no lo tienen en cuenta, mal vamos. No sería la primera vez que los teóricos avances de una normativa acaban convirtiéndose en retrocesos. El tiempo dirá pero este podría ser otro ejemplo de cómo la entidad acaba arrimando el ascua a su sardina. Ya sucedió con los cacareados test de conveniencia, pensados en principio para proteger al inversor y que por ahora sirven más bien como escudo para la entidad ante futuras reclamaciones. Y ya estamos observando cómo muchas entidades, ante la exigencia de la nueva normativa para que todos los KID (el documento de Datos Fundamentales del Inversor) estén disponibles en español, vea más detalles en este enlace, están eliminando de su oferta ETF de gestoras estadounidenses que solo lo ofrecen en inglés. Otra vez sale perdiendo el inversor ante una medida que en principio le beneficiaba. Por suerte, hay entidades como Self Bank que han asumido el coste de su traducción, algo meritorio y que no es habitual en el sector, con el fin de poder comercializar algunos de ellos. Nosotros seguiremos defendiendo sus intereses.
Esta es una de las conclusiones que hemos obtenido con nuestro test práctico (vea los detalles en nuestro artículo Consejos de las entidades para un inversor de a pie, ¿acertados?). Al calor de la nueva normativa en materia de asesoramiento recién estrenada en 2018 el servicio de gestión delegada de carteras gana protagonismo entre los consejos de inversión. En la entidad de turno se lo vestirán como un traje hecho a medida con el que invertir en una cartera de fondos reservados para usted. Un aura de exclusividad que puede hacerle pensar que se trata de una gestión independiente y que pagar una comisión anual por tal servicio está más que justificado. Nada más lejos de la realidad.
La banca nunca pierde
Vaya por delante que diversificar sus ahorros vía fondos de inversión es una excelente estrategia a largo plazo. Pero esta nueva moda no nos parece la mejor opción. Olvídese de que el traje le quede como un guante; lo que en realidad hará la entidad es ponerle uno de los que ya tenía en su armario sin ni siquiera tomarle medidas. Le asignará una de las carteras que tiene preestablecidas en función de diferentes escalas de riesgo pero, tal y como se desprende del test, casi seguro sin prestar atención a su perfil de inversor. Difícil acertar así. Además, el traje puede que no sea de buena tela. Raramente esos fondos exclusivos estarán entre los mejores y, curiosamente, muchos serán de la propia entidad. Y ojo, no crea que los costes se limitarán a la comisión del propio servicio: también habrá de sumar los inherentes a los fondos, de ahí que la factura total que acabe pagando con este servicio difícilmente bajará del 2% anual.
Repítalo las veces que haga falta: la entidad piensa en ella primero y luego en el cliente. Si los legisladores no lo tienen en cuenta, mal vamos. No sería la primera vez que los teóricos avances de una normativa acaban convirtiéndose en retrocesos. El tiempo dirá pero este podría ser otro ejemplo de cómo la entidad acaba arrimando el ascua a su sardina. Ya sucedió con los cacareados test de conveniencia, pensados en principio para proteger al inversor y que por ahora sirven más bien como escudo para la entidad ante futuras reclamaciones. Y ya estamos observando cómo muchas entidades, ante la exigencia de la nueva normativa para que todos los KID (el documento de Datos Fundamentales del Inversor) estén disponibles en español, vea más detalles en este enlace, están eliminando de su oferta ETF de gestoras estadounidenses que solo lo ofrecen en inglés. Otra vez sale perdiendo el inversor ante una medida que en principio le beneficiaba. Por suerte, hay entidades como Self Bank que han asumido el coste de su traducción, algo meritorio y que no es habitual en el sector, con el fin de poder comercializar algunos de ellos. Nosotros seguiremos defendiendo sus intereses.