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Postura editorial: Los EE.UU., hacia el cambio de ciclo
hace 5 años - lunes, 5 de febrero de 2018En su primer discurso sobre el Estado de la Unión el presidente estadounidense Trump, que sólo lleva un año y medio en el cargo, se atribuyó a sí mismo y a sus políticas el que la economía norteamericana vaya como un tiro. La inflación está bajo control, las bolsas en máximos, la tasa de paro en un mínimo histórico del 4,1% tras crearse 2,4 millones de empleos...
Aunque no hubo en el discurso de Trump ni una sólo palabra para ella, si hubiera que elegir una persona alguien a quien atribuirle buena parte de este mérito, muchos estarán de acuerdo en que ésta sería Janet Yellen, hasta ahora Presidenta de la Fed, el Banco Central estadounidense. Gracias a su decisiva intervención, defendiendo a capa y espada aplicar todos los estímulos económicos necesarios para salir de la crisis, incluyendo las habituales bajadas del precio oficial del dinero y otros métodos más polémicos como la compra de deuda pública y privada a gran escala, la economía estadounidense salió de la mayor crisis económica que se recuerda al menos desde el año 1929. La primera mujer que asume la presidencia del organismo más poderoso sobre la faz de la Tierra, ha sido probablemente también la persona que más éxito ha tenido. Se hubiera merecido, como han podido hacer la mayoría de sus predecesores, disfrutar de un segundo mandato, aunque ello hubiera dificultado a los demás atribuirse sus méritos. El viernes fue su último día de trabajo. Su sucesor Jerome Powell, desde este lunes al frente de la Fed, no tendrá una tarea fácil teniendo en cuenta que el ciclo económico al otro lado del Atlántico está comenzando a cambiar.
En efecto, la inflación estadounidense ya ha alcanzado el objetivo de la Fed y los inversores descuentan tres subidas del precio oficial del dinero en los EE.UU. este año. Conllevará, según la teoría económica, un aumento de los tipos de interés estadounidenses a corto plazo, que seguirán así las subidas que ya están experimentando los tipos a largo. Ello debería beneficiar también al dólar USD, que según nuestros cálculos ya ha corregido toda su infravaloración frente al euro y se empieza a encontrar barato. Ahí precisamente se encuadran algunos de los recientes cambios en nuestras carteras globales.
Un rebote del dólar por el contrario no sentaría muy bien a Wall Street, aunque nada hace pensar en un crash bursátil. Sería en cualquier caso un grave error caer en la autocomplacencia, y por esta razón apenas dedicamos a las acciones norteamericanas un peso del 5% en nuestras estrategias globales, siendo la estadounidense la mayor economía mundial. La verdadera incógnita es qué terminará haciendo el dólar en la práctica, teniendo en cuenta que a la política comercial del “America First” de la Administración Trump un dólar débil le viene bien y podrían intentar forzar su depreciación, lo cual a su vez podría terminar provocando incluso una guerra de divisas de la que nadie saldría beneficiado.
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