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OCU Inversiones: por el análisis fundamental
hace 5 años - lunes, 3 de julio de 2017
¿En qué se basa nuestro método de valoración de acciones?
¿Ha oído hablar de los charts? ¿De la estrategia smart beta? ¿Y del índice del miedo? Unos términos que dejan de sonar a chino a los inversores que buscan mayor rentabilidad y se lanzan a invertir siguiendo patrones que creen ver en los gráficos, o en fondos cotizados que invierten indiscriminadamente siguiendo índices de acciones de valor, acciones de crecimiento, acciones de pago de dividendos, etc. Tendencias de moda que se siguen a pies juntillas últimamente; en efecto, solo en el 10% de las transacciones que se realizan en bolsa en la actualidad se encuentran inversores que eligen acciones según su valor fundamental. Y ello a pesar de que el análisis fundamental explica la enorme fluctuación del precio de las acciones.
En otras palabras, se demuestra que la mayoría de los inversores bursátiles no tienen en cuenta el análisis fundamental, es decir, las perspectivas favorables o no, su valor real, a la hora de comprar o vender acciones. En cambio, optan más bien por tendencias, sensaciones, percepciones… metodologías poco o nada probadas que llevan al inversor a pensar que una acción es más o menos interesante en base a criterios sin fundamento demostrado.
Nosotros desechamos estas tendencias a menudo cortoplacistas y nuestras recomendaciones tienen en cuenta el verdadero valor de las empresas en el largo plazo. De hecho, a diario en nuestra web damos nuestra apreciación (barata, muy barata, correcta, cara y muy cara) y nuestro consejo (comprar, mantener, vender) sobre las 184 acciones que analizamos en estos momentos. Apreciación basada en un modelo de análisis que utiliza múltiples criterios. Por un lado, el estudio de los mercados en base al crecimiento esperado, la evolución de las divisas y los tipos de interés; es lo que le mostramos mensualmente en el barómetro de los mercados. Por otro lado, analizamos la evolución de los distintos sectores económicos (bancario, eléctrico...) y de las empresas que los conforman, para establecer así previsiones de beneficio y dividendos para aquellas empresas que componen nuestra selección, evaluando su nivel de riesgo e incorporando al análisis otras variables (cash flow, valor contable, etc.).
De todo ello y comparado con la cotización, deducimos una apreciación final para cada acción, válida a largo plazo, ya que a corto plazo por muchas tendencias que surjan, la evolución de las cotizaciones es impredecible. Son por consiguiente estos modelos basados en criterios objetivos y medibles los que guían nuestros consejos, que hasta ahora han cumplido las expectativas a largo plazo, como muestra el buen hacer de nuestra cartera de acciones: desde su creación hace más de 25 años gana casi un 13,9% de media anual.
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