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Los tribunales también cuentan
hace 6 años - viernes, 23 de diciembre de 2016
¿Cómo afectan las sentencias judiciales a la valoración de las acciones?
Durante las últimas jornadas, la Bolsa española ha recibido un buen varapalo desde Europa. A los bancos nacionales, la justicia europea les obliga a devolver desde el principio lo cobrado injustamente por las cláusulas suelo de sus hipotecas. Algo por lo que hemos luchado como organización de consumidores y de lo que ya advertimos en nuestro artículo Popular: a la espera de la sentencia de las cláusulas suelo. En efecto, a los accionistas del Popular les aconsejamos, antes de producirse la sentencia, desprenderse de esta acción. La cotización del banco cayó casi un 8% tras conocerse la noticia.
Y es que tanto en este caso como en el de la más que probable devolución de algunas bonificaciones fiscales recibidas por muchas grandes empresas y que Europa considera ahora ayudas de Estado, son precisamente los sufridos accionistas y no los gestores que tomaron las decisiones que generaron el quebranto los que paguen el pato. A veces el castigo se debe a que los gestores toman decisiones que se pasan de la raya, pero otras en cambio se debe a un cambio regulatorio que supone la modificación de las reglas a mitad de partido.
Por desgracia, en la Bolsa española el peso de los sectores regulados sigue siendo demasiado elevado y, por tanto, muy dependiente del “BOE” (léase Gobierno) o de decisiones administrativas. Los recortes de licitación de nueva obra pública, la reversión de las concesiones de autopistas en quiebra, la factura del bono social de las compañías eléctricas o de los gastos farmacéuticos, etc., son aspectos que influyen en el devenir de empresas y sectores concretos. Es bien conocido que los riesgos de la actividad empresarial son múltiples: alzas en el precio de las materias primas, avances tecnológicos, cambios fiscales, etc. Además, ocasionalmente, también hay que enfrenarse a acontecimientos difícilmente predecibles (accidente petrolero de BP en el Golfo de México, diéselgate de Volkswagen). Sin embargo, en OCU inversiones intentamos tener en cuenta todos estos riesgos y reflejarlos, con prudencia, en nuestros análisis. Así, además de la valoración que damos a cada una de las acciones de nuestra selección, analizamos asimismo el riesgo específico para cada una de ellas. Todo ello lo resumimos en nuestro indicador de riesgo, un indicador que va desde 1 (el riesgo asociado a la acción es bajo) a 5 (el riesgo es muy alto).
Como inversor, antes de comprar, vender o mantener una acción, le conviene echar un vistazo a su nivel de riesgo. Lo encontrará en las fichas detalladas de nuestra web o en el cuadro de las páginas 7 a 10 de nuestro boletín. Este indicador tiene en cuenta, además de las variaciones de la cotización, otros riesgos como los asociados a su situación financiera y la posibilidad de sufrir acontecimientos inesperados e incluso su gobierno corporativo. Así pues, el inversor prudente debería huir de aquellas acciones calificadas con un riesgo 4 o 5 por nuestro indicador.
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