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Turbulencias bancarias
hace 6 años - lunes, 11 de julio de 2016
El sector bancario está de nuevo en el ojo del huracán, esta vez por "culpa" de los bancos italianos.
Tras el referéndum en el Reino Unido los bancos italianos han sido los que se han llevado la peor parte. Muy debilitados a causa de las numerosas sombras que se ciernen sobre el verdadero estado de salud de sus balances, las entidades trasalpinas han sufrido el rechazo generalizado de los inversores hacia un sector bancario europeo en horas bajas. Pero también les han pasado factura los temores de ver cómo la salida del Reino Unido de la UE puede pesar sobre el crecimiento europeo y poner palos en las ruedas de una economía muy debilitada desde hace más de una década.
La situación es delicada y algunos agoreros ya ven una nueva crisis de deuda soberana a la vuelta de la esquina. Y esta vez el protagonismo no recaería en una pequeña economía como la griega, sino que estaría involucrada la tercera economía de la zona euro. Si bien no podemos descartar este escenario, nosotros lo vemos como algo improbable. Sanear el balance de los bancos italianos podría costar unos 40.000 millones de euros, una cifra elevada pero que sólo representa el 2,5% del PIB del país. Además, Italia dispone de medios a su alcance para llevarlo a cabo y a día de hoy es capaz de financiarse a tipos particularmente bajos (0,3% a 5 años y 1,3% a 10 años).
El problema es más bien político: según las actuales reglas de la Unión Bancaria, un Estado no puede salir en ayuda de un banco si los accionistas y acreedores no han apechugado antes con las pérdidas. Ante la amenaza de ver como sus inversiones desaparecen, los inversores acuden en tropel a la puerta de salida para vender sus acciones. Y no sólo en Italia sino también en otros lugares europeos donde los bancos presentan debilidades (Portugal, España…). Serían así las propias normas europeas las que podrían provocar un efecto dominó y una crisis sistémica en el sector bancario.
A día de hoy, el estado de salud de los bancos europeos sigue sin ser favorable, aunque según las cuentas publicadas algunos de ellos merecen incluso un consejo de compra a largo plazo. Nosotros, sin embargo, no ponemos la mano en el fuego por ninguno, porque no sabemos a ciencia cierta lo que esconden en el armario. De ahí que usted, como buen padre de familia, no debería tenerlos entre sus inversiones.
Además, los problemas de los bancos italianos, españoles, portugueses, así como franceses o alemanes, pueden acabar afectando tarde o temprano a los contribuyentes de estos países, acentuando la presión de unas cuentas públicas ya deterioradas. Con los riesgos de tal escenario, las obligaciones estatales resultan cada vez menos interesantes. De ahí que la semana pasada redujéramos el peso de las obligaciones españolas en nuestras carteras.
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