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¡Adiós, Alierta, adiós!
hace 7 años - viernes, 1 de abril de 2016Tras 16 años, César Alierta cede el timón de Telefónica entre loas y fanfarrias y con un buen aguinaldo en el bolsillo. Pero ¿son merecidas tantas alabanzas? El Sr. Alierta llegó al puesto de presidente de Telefónica en julio de 2000. Con él en el puente de mando, la compañía se ha transformado en una multinacional quintuplicando el número de clientes. Pero desgraciadamente este logro no ha venido acompañado de creación de valor para sus accionistas que han visto cómo el precio de sus acciones caía nada menos que ¡un 46%!
Cuando los accionistas de Telefónica confiaron a César Alierta la gestión de la empresa, le entregaron una compañía con un valor de más de 75.000 millones de euros de los de entonces, que teniendo en cuenta la inflación equivaldrían a más de 103.000 millones de euros de los de hoy. Ahora, en su marcha, su valor está por debajo de los 50.000 millones. De hecho si cuando tomó el timón hubiese favorecido una OPA por la compañía y con el dinero recibido sus accionistas hubiesen invertido en una alternativa sin riesgo (bonos del Tesoro a menos de 3 años) tendrían hoy más de 135.000 millones de euros.
Ahora bien, no toda la pérdida de valor ha caído en saco roto, pues parte de ella se debe al reparto que se ha realizado entre los accionistas. En efecto, teniendo en cuenta dividendos, entregas de acciones, compras de autocartera, ampliaciones de capital… el rendimiento total para el accionista, durante estos casi 16 años, ha sido del -11,5%, es decir, devuelve un valor de Telefónica de unos 66.400 millones. Es cierto que Alierta entró en plena burbuja tecnológica (apenas nueve meses antes se había colocado Terra en Bolsa) y que los años posteriores han sido complicados de gestionar en el sector al producirse cambios tecnológicos y hábitos de consumo en telecomunicaciones muy importantes. Un cambio más difícil aún si cabe en Europa donde la intromisión de los poderes públicos y la liberalización a medida de los gobiernos de turno han dado un coscorrón a los accionistas de los antiguos monopolios públicos. De hecho, la pérdida de valor de Telefónica ha sido similar a la del conjunto de operadoras de telecomunicaciones europeas.
Sin embargo, de un gestor “estrella” que presume de gestionar una compañía global, que cobró retribuciones en 2015 por valor de 8,68 millones de euros, que se jubila con un paquete de acciones por valor de 52 millones de euros y que cobra un plan de pensiones para sus gastos de más de 37 millones de euros debería, al menos en nuestra opinión, esperarse un resultado bastante mejor. Quizá sea demasiado pedir que hubiese creado el mismo valor que p.ej. han creado los máximos dirigentes de su rival estadounidense AT&T (+65%), pero al menos debería haber igualado al conjunto de las telecos a nivel global que han creado un 7% de valor en ese mismo plazo.