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Seguros: rendimientos menguantes
hace 7 años - lunes, 7 de marzo de 2016
¿Qué nos parece la decisión de fijar un tipo máximo del 1,39% para los seguros de ahorro?
Por primera vez, el euríbor, el referente de los préstamos hipotecarios, cerró el mes de febrero en negativo. Esta buena noticia para todos los que tienen hipotecas refleja las tensiones que las decisiones de los diferentes bancos centrales están provocando en los bancos y en los mercados de renta fija. Y es que cada vez son más las autoridades monetarias que optan claramente por realizar políticas laxas usando tipos de interés a la baja como principal herramienta. Hoy en día, los países con políticas monetarias que aplican tipos de interés negativos representan el 40% del PIB de las economías desarrolladas: 5 billones de dólares de deuda soberana tienen rentabilidades negativas y 1,5 billones pertenecen a países de la zona euro. Los inversores están financiando aproximadamente el 25% de la deuda pública global aceptando que, a vencimiento, percibirán menos dinero que lo prestado inicialmente, lo que a la larga podría socavar la solvencia de las entidades prestamistas y los ahorros de los inversores que en ellas tienen depositado su dinero (planes de pensiones, fondos de inversión, etc.).
La decisión de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP) de fijar un tipo máximo en el 1,39% para evitar una sobrevaloración de las reservas de las aseguradoras con el objetivo de que, en el futuro, su solvencia no se vea socavada nos parece loable. Sobre todo sabiendo que, normalmente, estas entidades ofrecen entre los ahorradores productos de ahorro a muy largo plazo y que, además, no tienen la cobertura de ningún Fondo de Garantía (por lo que en caso de quiebra de la entidad éstos quedarían totalmente desamparados).
Sin embargo, que esas mismas entidades usen ese argumento como excusa para rebajar el rendimiento de los productos ya contratados nos parece una decisión equivalente a cambiar las reglas a mitad del partido…, salvo que ya lo tengan recogido en su póliza (vea el artículo sobre el Plan de ahorro garantía de la Mutua). El regulador debe velar, especialmente, por la seguridad del eslabón más débil pero no siempre a costa del inversor.
Y es que, mientras las rentabilidades de los ahorradores de los seguros de vida han menguado en los últimos años siguiendo la estela marcada por los tipos de interés a largo plazo, los gastos que las aseguradoras repercutían y repercuten a sus clientes no han seguido el mismo camino. Clientes que, por la propia estructura de los productos contratados, son “prisioneros” de esas mismas compañías. El esfuerzo debería ser equivalente por ambas partes. Echamos de menos un mayor -y mejor- control de los excesivos gastos de los contratos por parte de la DGSFP. En este difícil entorno, buscar los productos de ahorro más adecuados a sus necesidades presentes y futuras se convierte en algo esencial para el inversor. Nuestras publicaciones y nuestra página web le ayudarán en esta tarea.
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