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El ataque de los robots
hace 7 años - lunes, 21 de marzo de 2016
¿Son los robots una oportunidad o una amenaza? Vea nuestro punto de vista financiero sobre la robotización de la sociedad.
Como si de un relato de Asimov se tratara, los robots se están apoderando del mundo. Si bien nacieron limitados a tareas básicas y repetitivas en fábricas, suplantando a los humanos en las tareas más pesadas e insalubres, hoy en día avanzan sin parar en el campo de las profesiones de alto valor intelectual. A finales de 2013, un estudio realizado por dos investigadores de la Universidad de Oxford predijo que, en los próximos veinte años, casi la mitad de los empleos en Estados Unidos tenían un alto riesgo de automatización. Aseveración que incluía a la gestión patrimonial y situaba el ámbito de las finanzas como un nuevo campo de batalla para las legiones robóticas. Las fintechs p.ej., esas pequeñas empresas innovadoras que pululan por el mundo digital, están plantando cara a los propios bancos, simplificando y ofreciendo servicios “bancarios” concretos reservados hasta ahora exclusivamente a las entidades financieras.
¿Qué hay de cierto en todo ello? A día de hoy, la sustitución del hombre por la máquina debe cuanto menos relativizarse. Los seres humanos y el software seguirán coexistiendo durante mucho tiempo. La utilización de programas informáticos como apoyo a la inversión no es nada nuevo. Nosotros mismos usamos desde hace muchos años modelos informáticos desarrollados por nosotros y basados en la investigación académica. Y desde el siglo pasado ya se utiliza el trading de alta frecuencia – ordenadores que realizan miles de órdenes bursátiles de compraventa en menos de un segundo – el cual podría estar moviendo cerca del 40% de las transacciones que se realizan en las Bolsas europeas.
Pero si bien es cierto que hoy en día se manejan bases de datos financieras ingentes que pueden procesarse en tiempo real, creer que los algoritmos por muy sofisticados que sean, pueden predecir la evolución de las cotizaciones a corto o medio plazo, es del todo ilusorio. Dejar las riendas de la inversión a una máquina puede eliminar comportamientos pasionales y evitar excesos de confianza o pánico. Pero no es menos cierto que las máquinas también pueden ser irracionales al no ver más allá de su propia programación, tal y como ocurrió en la Bolsa de Nueva York el 6 de mayo de 2010, en el conocido como Flash Crash: en solo dos minutos la Bolsa cayó un 9% para rebotar justo después, llevándose millones de dólares de los robots por el camino.
La complejidad de la economía mundial es a menudo tozuda. Y el analista - el de carne y hueso - sigue siendo útil tanto para contextualizar los resultados de un modelo dentro de una perspectiva a más largo plazo, como para comprender las necesidades y demandas, no siempre realistas, del inversor. En nuestra opinión, queda ser humano para rato, al menos, en cuanto a las inversiones se refiere.
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