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El semáforo
hace 7 años - viernes, 13 de noviembre de 2015
A partir de febrero las entidades financieras estarán obligadas a advertir a los inversores particulares del riesgo de los productos ofrecidos antes de su contratación. Riesgo que se clasificará mediante una escala gráfica a modo de semáforo con seis niveles. Con ello se pretende que el inversor, de un vistazo, pueda hacerse una idea del nivel de riesgo del producto financiero que va a contratar. Una acertada medida por la que nosotros llevamos luchando desde hace años. Pero su desarrollo final nos ha dejado un sabor más agrio que dulce.
En efecto, de nuevo este Gobierno ha hecho oídos sordos a las sugerencias de los inversores y de las asociaciones de consumidores -como las de OCU-, plegándose en cambio a las de la industria. Con ello, el resultado no es más que una norma descafeinada que resuelve bien poco. Poco solventará que la escala de riesgo haya pasado de 8 niveles a sólo 6.
O que las entidades puedan tener la potestad de elegir si publican la escala de colores o un simple número que, al estar recogido en una escala de 1 a 6 -en lugar de la más lógica de 1 a 10-, puede confundir más que aclarar (un 5 no es un aprobado, sino un alto riesgo).
O que la escala gráfica sea creciente de forma continua en lugar de exponencial como propuso OCU. O que los planes de pensiones escapen de esta escala y se acojan a la numérica de los fondos de inversión (que, para más inri, va de 1 a 7 y el criterio de su asignación es completamente distinto al basarse en la volatilidad pasada). Y todo ello con la exclusión de la normativa de aquellos productos más peligrosos como warrants, derivados, CFD…
En fin, no creemos que esta norma evite la comercialización de productos tóxicos, ni que aclare el riesgo que asume un inversor cuando contrata un producto “peligroso” por contener clausulas perjudiciales o no estar protegido por fondo de garantía alguno. Creemos que es mejor mantener una actitud prudente y no confiar a ciegas en estas etiquetas. Si usted quiere evitar quedarse pillado por un producto tóxico o no ver cómo se volatiliza buena parte de su patrimonio, lo mejor es que invierta como un buen padre de familia y se deje guiar p.ej. por nuestras carteras. En el difícil camino de estar bien informado usted podrá contar siempre con nuestra humilde contribución. Al menos esa es la aspiración de OCU y nos comprometemos a seguir en esta labor con independencia y rigurosidad.
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