- Sala de prensa
- ¿Por qué no un Gran Premio bursátil?
Noticias
Posiciones editoriales
¿Por qué no un Gran Premio bursátil?
hace 7 años - lunes, 26 de octubre de 2015
Nuestra postura al respecto de las competiciones bursátiles. ¿Partidarios o detractores?
¿Por qué no organizan un competición bursátil? Esta pregunta llega periódicamente a nuestra Línea de Información Financiera y generalmente por parte de suscriptores fieles. Por su naturaleza, este tipo de competición, al estilo de una carrera de bólidos, bien podría llamarse Gran Premio bursátil. Una competición en la que cada competidor distribuiría, a su libre albedrío, un capital inicial ficticio entre las acciones de una determinada Bolsa o conjunto de ellas, teniendo en cuenta las condiciones reales de mercado. Y una vez cumplido un plazo determinado, en el pódium final aparecerían los mejores rendimientos obtenidos.
Si planteáramos realmente tal concurso, dado que apostar de forma ficticia no tiene consecuencia real alguna sobre el bolsillo, estaríamos alentando el instinto especulador puro. Y es que construir una cartera razonable, con acciones de distintos sectores y países de forma equilibrada compradas a unos precios razonables, no puede conducir a otra cosa que… a unos rendimientos razonables. Y la única forma de ganar tal competición consistiría en asumir el máximo riesgo apostando por una acción o sector al que dar el máximo peso posible. Y más ventaja tendrían aquellos que apostaran por aquellas acciones más volátiles cuya cotización, de tener suerte, pudieran multiplicarse. Sería pues el sueño de todo especulador, apostar por la posibilidad de obtener un premio sin consecuencia negativa alguna en caso de fracaso. Así la única diferencia entre los ganadores y perdedores de tal concurso sería el de haber tenido más o menos fortuna en adivinar los caballos ganadores. Con un resultado final de unos pocos competidores que obtendrían unos rendimientos desorbitados y una mayoría que hubiese perdido una buena parte de ese dinero ficticio, cuando no todo.
Pero la vida real no es así. Quien concibe la Bolsa de esta manera, al modo de una competición con una final en el corto plazo, está abocado a sufrir en sus carnes la pérdida de buena parte de su patrimonio. Nosotros somos enemigos de “jugar a la Bolsa”; en cambio, somos más bien defensores de buscar el rendimiento razonable, de construir una cartera equilibrada de acciones cuyos frutos maduren a lo largo del tiempo. Siempre con un horizonte de al menos cinco años y mejor aún si son más de diez. No “ofrecemos” frutos del 9% en un mes, aunque muy puntualmente recomendemos algunas operaciones que sí permitan hacerlo. Pensamos que es mejor ganar ese 9% de media anual como ha hecho nuestra cartera modelo de acciones en los últimos cinco años ¡y un 14,6% desde su creación hace 25 años. Por ello desalentamos un concurso de este tipo que está en las antípodas del inversor buen padre de familia y de nuestra filosofía.
También puede interesarle: