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Retribuciones (in)justificadas
hace 8 años - lunes, 18 de mayo de 2015
Nuestra postura al respecto de las retribuciones e indemnizaciones de los altos directivos.
Ángel Cano, 53 años, trabajador del BBVA, fue despedido del banco a principios de mayo. A su edad, el despido podría suponer otro drama humano, pero no parece ser el caso en esta ocasión. De hecho, el propio afectado se lo ha tomado con buen talante al anunciar que se tomaría un año sabático y se dedicaría a correr maratones. Algo que puede tener su explicación si tenemos en cuenta que sus funciones en el BBVA eran las de consejero delegado y número dos de la entidad. Ello supone que, pese a su despido, seguirá cobrando el 75% de su salario - en 2014 rozó los 3 millones de euros- y además le espera una mochila para su jubilación de algo más de… ¡26 millones de euros!
Una gratificación que por muy buenos que hayan sido los servicios prestados a la entidad nos parece indecente. Recordemos que son los propios ejecutivos los que deciden sus retribuciones y evalúan su propio desempeño; gratificaciones que además no suelen estar vinculadas a los logros conseguidos para sus accionistas, pues no suele apreciarse conexión entre la evolución de las remuneraciones y los resultados o el valor de la compañía. Y aunque las empresas cotizadas están ya obligadas a someter a votación vinculante de sus accionistas cada tres años su política de remuneraciones a sus administradores, la aprobación del informe anual de retribuciones, que comprende los importes individuales finales, mantiene su carácter meramente consultivo. Así mientras la legislación no se cambie, al pequeño accionista no le queda otra que el recurso al pataleo como ha ocurrido en Danone en cuya Junta de Accionistas han aprobado por un estrecho 53% el salario de su primer ejecutivo Franck Riboud, o el más sangrante de Carlos Ghosn de Renault en el que fue rechazado por la Junta al alcanzar sólo el 42% de los síes.
Por todo ello, y como ejemplo a seguir, vemos con buenos ojos el próximo endurecimiento de la regulación en esta área en EE.UU. La SEC, órgano regulador de los mercados de valores estadounidenses, ha propuesto obligar a las empresas a describir claramente el vínculo existente entre la compensación de los ejecutivos, por un lado, y el funcionamiento del rendimiento para sus accionistas por otro. Algo que algunas empresas ya hacen de forma voluntaria aunque siempre a su libre interpretación. El proyecto de normativa ya ha empezado a levantar ampollas, y es que si bien no siempre un mal rendimiento se debe a una mala gestión y viceversa, sí podrán hacerse comparaciones que serán odiosas para algunos. Al final, si las nuevas propuestas de la SEC no son una panacea, la información proporcionada no será menos valiosa. Teniendo en cuenta el valor creado para el accionista a medio o largo plazo podrá juzgarse con mayor facilidad las bonificaciones y retribuciones otorgadas a menudo con demasiada generosidad.
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