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Seguros de ahorro: una protección necesaria
hace 10 años - lunes, 8 de abril de 2013
Volvemos a insistir: hace falta un fondo de garantía para proteger a quienes contratan un seguro de ahorro, así como un mayor control de las autoridades competentes.
Cuando uno decide confiar sus ahorros a una aseguradora lo hace pensando en que su dinero estará a buen recaudo… Pero eso no siempre es así. Y si no, piense en ejemplos como los de Cahispa Vida o Ineas, que quebraron y provocaron un buen dolor de cabeza a sus clientes.
En el caso de Ineas (holandesa, pero con clientes en España), la compañía dejó sin seguro de coche a más de 10.000 clientes: es decir, les dejó sin una cobertura por la que habían pagado y les obligó a buscar otra compañía lo antes posible, ya que el de coche es un seguro obligatorio. Pero en Cahispa Vida, el problema fue mucho mayor, ya que comercializaba seguros de ahorro. Y en situaciones como éstas, es habitual que los clientes no recuperen todo su dinero (vea nuestro análisis).
Nuestra intención no es ser alarmistas. De hecho, las últimas cifras oficiales del sector no son para estar preocupados: a 31 de diciembre de 2012, el margen de solvencia de las aseguradoras españolas (el patrimonio propio no comprometido con el que podrían hacer frente a problemas económicos no previstos) superó en 2,83 veces el mínimo legal, todo ello sobre el papel. Sin embargo, nosotros no ponemos la mano en el fuego por nadie y no podemos descartar que esas cuentas escondan otras cosas. Por eso, insistimos en una de nuestras peticiones históricas: la creación de un Fondo de Garantía que cubra a los pequeños ahorradores que mantienen su dinero en estas entidades hasta una cierta cantidad, igual que pasa con bancos y cajas. Y no solo eso. También es necesario que la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP) controle más a las aseguradoras para prevenir problemas. Desde OCU inversores, no entendemos que en los últimos años se hayan emprendido varias reformas del sistema financiero y que solo se haya tocado a bancos y cajas. ¿Y qué hay de estas otras entidades? No podemos olvidar que destinan el dinero de sus asegurados a inversiones que quizá pudieran no estar valoradas a su valor real (inmuebles, participaciones, obligaciones…). Y si estas inversiones van por el camino equivocado, el dinero de los asegurados quedaría en la cuerda floja.
En el caso de Ineas (holandesa, pero con clientes en España), la compañía dejó sin seguro de coche a más de 10.000 clientes: es decir, les dejó sin una cobertura por la que habían pagado y les obligó a buscar otra compañía lo antes posible, ya que el de coche es un seguro obligatorio. Pero en Cahispa Vida, el problema fue mucho mayor, ya que comercializaba seguros de ahorro. Y en situaciones como éstas, es habitual que los clientes no recuperen todo su dinero (vea nuestro análisis).
Nuestra intención no es ser alarmistas. De hecho, las últimas cifras oficiales del sector no son para estar preocupados: a 31 de diciembre de 2012, el margen de solvencia de las aseguradoras españolas (el patrimonio propio no comprometido con el que podrían hacer frente a problemas económicos no previstos) superó en 2,83 veces el mínimo legal, todo ello sobre el papel. Sin embargo, nosotros no ponemos la mano en el fuego por nadie y no podemos descartar que esas cuentas escondan otras cosas. Por eso, insistimos en una de nuestras peticiones históricas: la creación de un Fondo de Garantía que cubra a los pequeños ahorradores que mantienen su dinero en estas entidades hasta una cierta cantidad, igual que pasa con bancos y cajas. Y no solo eso. También es necesario que la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP) controle más a las aseguradoras para prevenir problemas. Desde OCU inversores, no entendemos que en los últimos años se hayan emprendido varias reformas del sistema financiero y que solo se haya tocado a bancos y cajas. ¿Y qué hay de estas otras entidades? No podemos olvidar que destinan el dinero de sus asegurados a inversiones que quizá pudieran no estar valoradas a su valor real (inmuebles, participaciones, obligaciones…). Y si estas inversiones van por el camino equivocado, el dinero de los asegurados quedaría en la cuerda floja.