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Carta abierta a la nueva presidenta de la CNMV
hace 10 años - lunes, 8 de octubre de 2012
Retos como la separación de las actividades de supervisión de las de protección al inversor aún están pendientes.
Estimada señora Rodríguez,
La llegada de un nuevo equipo directivo a un organismo como la Comisión Nacional del Mercado de Valores es un motivo para la esperanza. La institución se ha ganado a pulso un creciente descrédito en los últimos tiempos, con casos como el de las preferentes o la salida a bolsa de Bankia. Desde OCU Inversores nos alegramos de que haya un cambio de timonel… pero más nos hubiéramos alegrado de que se hubiera producido un cambio de barco, y que éste se hubiera hecho hace ya tiempo. A nuestro juicio, ese cambio tendría que haber pasado por una separación de las actividades de supervisión de las de protección del inversor. Y en lo respecta a su protección, es donde pensamos que sería indispensable la puesta en marcha de medidas sancionadoras realmente efectivas y ejemplarizantes, y el desarrollo de normas que tengan más en cuenta al inversor que a la industria financiera, al contrario de lo que venía sucediendo hasta ahora. Y puestos a hacer modificaciones sustanciales, tampoco podemos olvidarnos de aspectos más concretos, como la extensión del arbitraje como vía para la solución de pequeños conflictos (sobre todo, tras el estirón que han pegado las tasas judiciales).
La necesidad de cambios en la CNMV no es una reclamación en la que estemos solos. Precisamente, a comienzos del verano, el mismísimo Fondo Monetario Internacional (FMI) ya recomendaba que se aumentaran los recursos dedicados a inspeccionar las compañías de servicios de inversión, que se utilizara – con más frecuencia – su potestad para sancionar cuando se incumplen las normas y que se reforzara su independencia.
Somos conscientes de que algunos de estos aspectos (como el de su “autonomía”) no están en sus manos, sino en las del ministerio de Economía. Aún así, creemos que sí es tarea suya el alzar la voz y acudir al Parlamento para dar buena cuenta de lo que sucede en el sector y advertir de la necesidad de un cambio en la institución. Sabemos que hay mucha tela que cortar, pero – ahora más que nunca – creemos que ha llegado el momento de ponerse a ello.
La llegada de un nuevo equipo directivo a un organismo como la Comisión Nacional del Mercado de Valores es un motivo para la esperanza. La institución se ha ganado a pulso un creciente descrédito en los últimos tiempos, con casos como el de las preferentes o la salida a bolsa de Bankia. Desde OCU Inversores nos alegramos de que haya un cambio de timonel… pero más nos hubiéramos alegrado de que se hubiera producido un cambio de barco, y que éste se hubiera hecho hace ya tiempo. A nuestro juicio, ese cambio tendría que haber pasado por una separación de las actividades de supervisión de las de protección del inversor. Y en lo respecta a su protección, es donde pensamos que sería indispensable la puesta en marcha de medidas sancionadoras realmente efectivas y ejemplarizantes, y el desarrollo de normas que tengan más en cuenta al inversor que a la industria financiera, al contrario de lo que venía sucediendo hasta ahora. Y puestos a hacer modificaciones sustanciales, tampoco podemos olvidarnos de aspectos más concretos, como la extensión del arbitraje como vía para la solución de pequeños conflictos (sobre todo, tras el estirón que han pegado las tasas judiciales).
La necesidad de cambios en la CNMV no es una reclamación en la que estemos solos. Precisamente, a comienzos del verano, el mismísimo Fondo Monetario Internacional (FMI) ya recomendaba que se aumentaran los recursos dedicados a inspeccionar las compañías de servicios de inversión, que se utilizara – con más frecuencia – su potestad para sancionar cuando se incumplen las normas y que se reforzara su independencia.
Somos conscientes de que algunos de estos aspectos (como el de su “autonomía”) no están en sus manos, sino en las del ministerio de Economía. Aún así, creemos que sí es tarea suya el alzar la voz y acudir al Parlamento para dar buena cuenta de lo que sucede en el sector y advertir de la necesidad de un cambio en la institución. Sabemos que hay mucha tela que cortar, pero – ahora más que nunca – creemos que ha llegado el momento de ponerse a ello.