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¡Menudo septiembre! Sube el IVA y estrenamos reforma financiera
hace 11 años - lunes, 3 de septiembre de 2012
La reforma trae algunos cambios positivos, pero sigue sin abordar algunos de los principales problemas del sector.
Si usted se propuso desconectar durante las vacaciones (y lo ha conseguido), se habrá dado cuenta de que la vuelta a la rutina ha sido aún más dura que en años anteriores… ¡al menos para su bolsillo! Los precios de la luz, la gasolina, la alimentación… y un sinfín de productos y servicios han pegado un buen estirón a cuenta de la subida del IVA, que se hizo efectiva el pasado 1 de septiembre y que costará a cada familia una media de 470 euros al año, según los cálculos de la OCU.
De lo que también se habrá percatado es de que habemus nueva reforma financiera, la quinta desde que comenzó la crisis. Entre sus principales novedades figura la posibilidad de que bancos o cajas puedan ser liquidados como una solución al problema del sector, algo que ya se había aplicado en países como EE.UU. , donde más de 400 entidades han echado el cierre en los últimos 4 años. A priori, la noticia nos parece positiva: nuestro sector financiero necesita una buena cura de adelgazamiento y éste puede ser el primer paso comenzarla. Además, la reforma da luz verde a la creación del famoso “banco malo”, una sociedad que absorberá los inmuebles de los bancos y cajas que hayan recibido ayudas, y de que la que todavía quedan muchos detalles por conocer. El principal, el precio al que comprará el “ladrillo”: si lo hace a precios muy bajos (inferiores al que figura en los balances de las entidades), la banca tendrá que asumir las pérdidas; y si lo hace a un precio alto, será el Estado quien tenga que afrontar. La respuesta no la tendremos hasta el próximo mes de noviembre.
La reforma financiera también se ha acordado del pequeño inversor. Por un lado, el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) podrá contar con la financiación del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Y, por otro, desaparece la “Ley Salgado”, que castigaba a los depósitos de mayor rentabilidad, algo que ya habíamos denunciado por el grave perjuicio que suponía para el ahorrador. El tiempo nos ha dado la razón, ya que la medida solo ha servido para desproteger aún más al inversor, ya que los bancos sustituyeron la oferta de depósitos por la de pagarés, que no contaban con el respaldo de FGD.
Pese a que algunos de estos cambios son positivos, creemos que la reforma sigue sin abordar los problemas esenciales del sector financiero (cuentas “maquilladas”, productos no adaptados para el pequeño inversor…). Por ello, siga extremando las precauciones.
De lo que también se habrá percatado es de que habemus nueva reforma financiera, la quinta desde que comenzó la crisis. Entre sus principales novedades figura la posibilidad de que bancos o cajas puedan ser liquidados como una solución al problema del sector, algo que ya se había aplicado en países como EE.UU. , donde más de 400 entidades han echado el cierre en los últimos 4 años. A priori, la noticia nos parece positiva: nuestro sector financiero necesita una buena cura de adelgazamiento y éste puede ser el primer paso comenzarla. Además, la reforma da luz verde a la creación del famoso “banco malo”, una sociedad que absorberá los inmuebles de los bancos y cajas que hayan recibido ayudas, y de que la que todavía quedan muchos detalles por conocer. El principal, el precio al que comprará el “ladrillo”: si lo hace a precios muy bajos (inferiores al que figura en los balances de las entidades), la banca tendrá que asumir las pérdidas; y si lo hace a un precio alto, será el Estado quien tenga que afrontar. La respuesta no la tendremos hasta el próximo mes de noviembre.
La reforma financiera también se ha acordado del pequeño inversor. Por un lado, el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) podrá contar con la financiación del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Y, por otro, desaparece la “Ley Salgado”, que castigaba a los depósitos de mayor rentabilidad, algo que ya habíamos denunciado por el grave perjuicio que suponía para el ahorrador. El tiempo nos ha dado la razón, ya que la medida solo ha servido para desproteger aún más al inversor, ya que los bancos sustituyeron la oferta de depósitos por la de pagarés, que no contaban con el respaldo de FGD.
Pese a que algunos de estos cambios son positivos, creemos que la reforma sigue sin abordar los problemas esenciales del sector financiero (cuentas “maquilladas”, productos no adaptados para el pequeño inversor…). Por ello, siga extremando las precauciones.