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Plan de ajuste contra la crisis: mucho por pasar
hace 10 años - lunes, 16 de julio de 2012
Pese a los recortes, las bolsas seguirán sufriendo a corto plazo, mientras que continuará la tensión en renta fija.
Consumidores, desempleados, funcionarios, dependientes… La lista de afectados por el paquete de medidas de ajuste aprobado por el Gobierno el pasado viernes es amplia y muy variada: sube el IVA a partir del 1 de septiembre, se elimina la paga extra de Navidad a los funcionarios, se recorta la prestación por desempleo a partir de los 6 primeros meses en paro, cae la aportación del Estado a la ley de dependencia…
Las empresas no han sido, ni mucho menos, una excepción y también tendrán que contribuir a este nuevo plan. Por lo pronto, la subida del IVA les deja ante la misma encrucijada de 2010, es decir, la de asumirlo (y ver sus márgenes perjudicados) o aplicarlo, y afrontar la previsible bajada del consumo que tendrá como consecuencia. Y a esto habría que sumar la reforma del impuesto de sociedades, que aumenta su factura con el Fisco. En medio de este vía crucis, las eléctricas también esperan con temor que llegue fin de mes. Y es que para entonces está prevista la aprobación de una reforma para el sector valorada en más de 6.000 millones de euros y que incluirá nuevos impuestos para las generadoras y tasas adicionales para la energía nuclear y la hidráulica.
Semejante panorama no nos hace sino reafirmarnos en nuestra idea de que aún nos queda mucho por pasar. Las nuevas medidas que afectan a las empresas tendrán su penalización en las bolsas que, sin duda, seguirán sufriendo en el corto plazo. Por lo que respecta a la renta fija, también continuará la tensión. Pese a que algunas medidas pretenden fomentar las compras (como la supresión de la deducción por vivienda a partir de 2013), no creemos que sean suficientes. Además, faltan medidas que estimulen el crecimiento y que aboguen por un cambio en el modelo productivo del país. Y todo ello repercutirá en la confianza que nuestro país genera en los inversores. Es tiempo, por tanto, de seguir extremando la prudencia, algo que nosotros tratamos de aplicar ‘al dedillo’ mediante los constantes cambios que hacemos en nuestras carteras o con opciones aún más prudentes, como la cartera salvavidas. Aún nos queda mucha tormenta por pasar, pero nosotros no cesaremos en nuestro empeño de que sus ahorros estén bien resguardados
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