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¿Abocados al desastre?
hace 11 años - lunes, 21 de mayo de 2012
Hasta el siglo XVII, los europeos utilizaban la expresión “cisne negro” para hablar de algo prácticamente imposible. Y su razonamiento parecía bastante lógico. Hasta entonces, nunca se habían encontrado ejemplares de un color distinto al blanco… pero ¿significaba eso que no existieran? La respuesta tardó unos años en llegar: a mediados de siglo, los colonos que llegaron a Australia descubrieron que allí sí existían cisnes negros. Lo suyo fue una buena demostración de que, lo que a veces consideramos normal o plenamente establecido, puede ser desmontado por un algo extraordinario o altamente improbable.
Hace cinco años, el matemático y financiero libanés Nassim Taleb utilizó esta historia para inspirar uno de sus libros, en el que defendía la importancia de lo aleatorio frente a lo aparentemente previsible y el enorme impacto que los sucesos inesperados – es decir, los “cisnes negros” – en cualquier ámbito. Pese a sus advertencias, no es muy habitual que estos aspectos insólitos se utilicen a la hora de hacer análisis de riesgo sobre lo que puede ocurrir en el futuro.
Nosotros, por ejemplo, diseñamos nuestras carteras modelo teniendo en cuenta un perfil de inversor prudente y un escenario económico de cierta estabilidad, salpicado de algunos sobresaltos que nos pueden llevar a hacer correcciones, como ha sucedido recientemente. Sin embargo, también somos conscientes de que la teoría de Taleb se ha cumplido en numerosas ocasiones. No hace falta que le recordemos el extraordinario impacto de dos sucesos relativamente recientes y totalmente inesperados, como la caída de Lehman Brothers o el tsunami de Japón. Precisamente, en los últimos días, hemos escuchado teorías de todo tipo sobre el futuro de Europa. La última, de la del nobel de Economía, Paul Krugman, sobre la salida de Grecia del euro, la posibilidad de un “corralito” en España y el estallido de la zona euro. Desde OCU Inversores, damos poco crédito a su planteamiento. Eso sí, somos conscientes de que el riesgo es mayor y, por eso, ya realizamos cambios en nuestras carteras (menos acciones y más renta fija del norte de Europa). Ahora bien, por poco probable que nos parezca, no podemos descartar la aparición de cisnes negros. Por eso, hemos diseñado una cartera “salvavidas” dirigida al inversor que quiera reducir su riesgo al mínimo y diseñada para preservar su capital, en caso de una ruptura de la zona euro.
Hace cinco años, el matemático y financiero libanés Nassim Taleb utilizó esta historia para inspirar uno de sus libros, en el que defendía la importancia de lo aleatorio frente a lo aparentemente previsible y el enorme impacto que los sucesos inesperados – es decir, los “cisnes negros” – en cualquier ámbito. Pese a sus advertencias, no es muy habitual que estos aspectos insólitos se utilicen a la hora de hacer análisis de riesgo sobre lo que puede ocurrir en el futuro.
Nosotros, por ejemplo, diseñamos nuestras carteras modelo teniendo en cuenta un perfil de inversor prudente y un escenario económico de cierta estabilidad, salpicado de algunos sobresaltos que nos pueden llevar a hacer correcciones, como ha sucedido recientemente. Sin embargo, también somos conscientes de que la teoría de Taleb se ha cumplido en numerosas ocasiones. No hace falta que le recordemos el extraordinario impacto de dos sucesos relativamente recientes y totalmente inesperados, como la caída de Lehman Brothers o el tsunami de Japón. Precisamente, en los últimos días, hemos escuchado teorías de todo tipo sobre el futuro de Europa. La última, de la del nobel de Economía, Paul Krugman, sobre la salida de Grecia del euro, la posibilidad de un “corralito” en España y el estallido de la zona euro. Desde OCU Inversores, damos poco crédito a su planteamiento. Eso sí, somos conscientes de que el riesgo es mayor y, por eso, ya realizamos cambios en nuestras carteras (menos acciones y más renta fija del norte de Europa). Ahora bien, por poco probable que nos parezca, no podemos descartar la aparición de cisnes negros. Por eso, hemos diseñado una cartera “salvavidas” dirigida al inversor que quiera reducir su riesgo al mínimo y diseñada para preservar su capital, en caso de una ruptura de la zona euro.