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¿Y el partícipe qué?
hace 11 años - jueves, 15 de marzo de 2012
El inversor debería tener derecho a elegir qué alternativa de inversión quiere para el largo plazo. Y para ello haría falta una mejora fiscal para todas ellas, no sólo para los planes de pensiones.
Hace 13 años, la Seguridad Social dejó de lado los números rojos y comenzó a ingresar más de lo que gastaba… hasta hoy. Aunque el nuevo Ejecutivo ya lo había adelantado en enero, hace sólo unos días conocíamos las cifras concretas: la hucha de la que salen las pensiones cerró 2011 con un déficit de 995 millones de euros. El dato no nos lleva a desconfiar del sistema público – por el que nosotros siempre hemos apostado –, pero sí que nos lleva a plantearnos qué sucede con las alternativas que ofrece la industria para el momento de la retirada.
El producto de inversión que a muchos se les vendrá a la cabeza son los planes de pensiones. Desde OCU Inversores llevamos ya muchos años advirtiéndoles sobre su escaso atractivo. Y es que encontrar rentabilidades interesantes es algo muy poco frecuente en este tipo de productos, aunque puede haber alguna excepción. De hecho, un reciente estudio de la escuela de negocios IESE nos da la razón: según su análisis (realizado a 532 planes de pensiones durante 10 años), sólo 2 superaron la rentabilidad de los bonos del Estado (5,13%) mientras que 191… ¡obtuvieron rentabilidad negativa! Este decepcionante resultado se debe a varias causas. La primera, las elevadas comisiones que soporta el partícipe. Y para muestra, un botón: mientras que el fondo de acciones españolas que seguimos en nuestra cartera global, Aviva Espabolsa, cobra una comisión de gestión más depósito del 0,54%, la misma gestora comercializa un plan de pensiones (Aviva Espabolsa PP) que cobra una comisión del 2,08%, ¡pese a seguir la misma cartera! El segundo motivo es la distribución de su cartera. La mayoría de los planes se limitan a invertir su patrimonio en renta fija y tesorería. Y la cosa no termina ahí. La tercera causa apunta a la llamada “gestión activa”, es decir, aquella en la que el gestor realiza frecuentes operaciones de compra y de venta con el objetivo de cambiar la composición de la cartera. En este sentido, el estudio revela que, además de ser desafortunada, las gestoras apenas dieron a conocer información al respecto.
Con este panorama, llegamos a una conclusión: el partícipe sigue sin tener soluciones. Desde OCU Inversores consideramos necesaria una mejora en la fiscalidad de cualquier alternativa de inversión a largo plazo. El inversor tiene derecho a elegir. Y los planes de pensiones no deberían ser (ni mucho menos) su única alternativa.
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