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Una reforma financiera que sabe a poco
hace 11 años - lunes, 6 de febrero de 2012
Los cambios van en la buena dirección, pero no terminarán de resolver las dudas que amenazan al sector.
El Gobierno ha presentado su plan de reforma financiera. Un paso adelante en la buena dirección… pero que no podríamos calificar, precisamente, como un gran paso para la humanidad. Y es que, desde nuestro punto de vista, no sólo se queda algo corto, sino que no termina de resolver las dudas que atenazan al sector.
Entre sus puntos a favor, nos parece positivo que se ponga algo de coto a los sueldos de infarto de los gestores de aquellas cajas que han recibido ayudas públicas. De ninguna manera nos parece de recibo que las ayudas públicas terminen llenando en el bolsillo de particulares que, en nuestra opinión, se lo merecen muy poco. Noticias como la de algún presidente que se llevó a su casa más de dos millones de euros (¡más de 300 millones de las antiguas pesetas!) no volverán a rechinar en los oídos de aquellos que pagan religiosamente sus impuestos. Eso sí, ni siquiera la reforma hace que cambie nuestro parecer sobre sus salarios: nos siguen pareciendo escandalosos.
Entre los “peros” de esta remodelación está el del volumen de saneamientos “extraordinarios” a los que deberá hacer frente el sector: 50.000 millones de euros, una verdadera migaja si lo comparamos con el volumen total de activos que maneja la banca, y que ronda los 4 billones de euros. La mayor parte de los saneamientos deberán destinarse a las inversiones inmobiliarias y eso podría provocar, de rebote, que los precios se sigan corrigiendo a la baja.
La reforma contempla que el 70% de los saneamientos deberán reflejarse en la cuenta de pérdidas y ganancias –como una pérdida-, mientras que el 30% restante se podrá contabilizar minusvalorando directamente los fondos propios. De esta manera, muchas entidades que hasta ahora decían obtener beneficios, con el beneplácito del Banco de España y sus auditores, deberán reconocer pérdidas. Y la cosa no acaba ahí: su nivel de fondos propios se acercará un poco más a la verdad y quedará por debajo del nivel mínimo exigido, lo que obligará a nuevas fusiones. Nosotros seguimos pensando que al sector y a sus accionistas les queda bastante por sufrir. Por eso, nuestra postura apenas cambia: manténgase alejado, por el momento, de las entidades financieras.