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Riesgo parece...
hace 11 años - lunes, 13 de febrero de 2012
Nuestro método de valoración no se deja llevar por presiones o apariencias. Descubra por qué.
Para analizar lo que el término “riesgo” significa podríamos partir de su definición. Dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua que esta palabra designa a la “contingencia o posibilidad de un daño”. Muy genérico, ¿verdad? Tratemos de concretar. Algunos léxicos financieros prefieren definirlo como la “posibilidad de que los fondos invertidos no puedan ser recuperados”. Parece que nos acercamos a lo que estamos buscando, pero… ¿qué o quién determina dónde está el riesgo?; ¿significa lo mismo para alguien prudente que para un osado?
Desde OCU Inversores, tratamos de responder cada día a estas cuestiones. Y, por supuesto, intentamos dejarle bien patente que el riesgo depende mucho del tipo de inversor. Por lo general, nosotros nos dirigimos al modelo del “buen padre de familia”, es decir, al de aquel que mira hacia el largo plazo y que no quiere asumir (precisamente) demasiados riesgos. Eso sí, tampoco nos olvidamos de los más atrevidos, a quien periódicamente hacemos recomendaciones.
En nuestra búsqueda de las mejores opciones para los inversores más prudentes, les planteamos nuestra cartera global, una selección de fondos que –pese a los vaivenes de los últimos tiempos- mantiene una excelente salud: acumula un rendimiento medio anual del 7% para el plazo para el que fue diseñada (10 años), frente al 4,5% que se anota su referencia. Nuestra clave para manejar bien sus riesgos no reside en contar con ningún gurú financiero, sino en utilizar las herramientas adecuadas y una buena dosis de sentido común. Como descubrirá en este artículo usamos un modelo matemático basado en la metodología de las carteras eficientes de Markowitz. Con este sistema, y con el arduo trabajo de nuestros analizas logramos una combinación que le permitiría obtener, al menos, una rentabilidad similar a la inflación, por muy “negras” que se pusieran las cosas.
Con todo esto, ya supondrá que no nos dejamos llevar o presionar por las apariencias. Pero, por si le faltaban pruebas, en este análisis le explicamos que, por ejemplo, las (aparentes) malas noticias que llegan de Reino Unido no nos parecen suficientes para restar peso al país en nuestra cartera global. Como le contamos en las siguientes páginas, la Bolsa de Londres está barata y la libra esterlina tiene un interesantísimo potencial de revalorización. Y eso pesa lo suficiente para compensar los riesgos que, a priori, llegan desde las islas. Como dice el título de este editorial, “riesgo parece… pero no siempre lo es”.