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Remedios contra la sed
hace 11 años - viernes, 2 de diciembre de 2011
Los bancos centrales han puesto en marcha un remedio (temporal) contra la falta de liquidez. ¿Suficiente?
En 1976, Botsuana emitió su propia moneda, en sustitución del rand sudafricano. Se trataba de la pula, un término que en la cultura tradicional tsawana significa lluvia. La divisa quedó dividida en 100 unidades o thembe. ¿Adivinan lo que significa?”Gotas”. Nada más adecuado para un país del tamaño de Francia en el que más del 70% del territorio está ocupado por el desierto del Kalahari, o “tierra de sed” en su traducción al castellano.
El ser humano –cuyo cuerpo está compuesto en un 70% de agua- no es el único que necesita este fluido para poder sobrevivir. La liquidez también es esencial para los mercados financieros. Y es que, si el dinero de los ahorradores no se canaliza hacia aquellos que lo necesitan, el sistema se marchita y termina muriendo. Algo parecido es lo que está sucediendo en Europa. Desde que la desconfianza se instaló en los mercados, el grifo de la liquidez sólo funciona a media presión para los que han demostrado ser más solventes. Y para los que plantean algún tipo de duda, directamente está cerrado.
El problema se ha convertido en un quebradero de cabeza para todos. Y se incrementa aún más si la fuente de la que debe beberse se encuentra en otro país. Eso es lo que ocurre con los bancos europeos, cuya necesidad de dólares USD (para devolver los que les prestaron en el pasado) los está ahogando. Por este motivo, la acción coordinada que los bancos centrales acometieron la semana pasada les ha sentado como lluvia de mayo. Las instituciones monetarias de Estados Unidos, Europa, Gran Bretaña, Suiza, Canadá y Japón han permitido que se abra el grifo de préstamos en distintas divisas, a través de un intercambio de liquidez entre ellos. De esta forma, por ejemplo, el Banco Central Europeo (BCE) puede prestar en dólares o en libras esterlinas, si son éstas las que le solicitan las entidades comunitarias. Las bolsas rebotaron con fuerza tras conocerse la noticia, no tanto porque el crédito vaya a fluir de nuevo, sino porque se aleja la quiebra –o rescate obligado- de alguna de las grandes instituciones bancarias del viejo continente, aquejada de esta “sed” de dólares.
Una vez más, se trata de un remedio temporal que no termina de resolver, de forma definitiva, el problema. Esperemos que en la próxima cumbre europea (los próximos 8 y 9 de diciembre), nuestros representantes se animen a poner toda la carne en el asador. Mientras tanto, ya sabe, … prudencia.