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Nueva tragedia griega
hace 11 años - lunes, 7 de noviembre de 2011Lunes por la tarde. El primer ministro griego Yorgos Papandreu anuncia la celebración de un referéndum para preguntar a sus ciudadanos si aceptan los acuerdos que los líderes europeos cerraron la pasada semana para rescatar a la economía helena. Las reacciones no se hacen esperar: Francia y Alemania instan al mandatario a retirar la convocatoria, la agenda de la posterior reunión del G-20 se transforma en un monográfico sobre Grecia, se rumorea que la Unión Europea ya prepara su salida del Euro... ¿ Y en los mercados? Fuertes desplomes de las Bolsas de medio mundo, con especial batacazo de los bancos comunitarios, principales acreedores del país. Paralelamente, la prima de riesgo de Italia se dispara (hasta el nivel que alcanzaron Irlanda o Portugal antes de su rescate) y la de España escala peligrosamente
El enésimo capítulo del “culebrón” griego parece haberse quedado en un episodio de tantos. Uno de los más alarmantes de los últimos meses pero, en definitiva, uno más. Y es que sólo unos días después de su anuncio, Papandreu reculaba, cancelaba la consulta y anunciaba su deseo de formar un gobierno de unidad nacional. Los mercados recibían la noticia con cierto optimismo y trataban de disimular los golpes de la semana con tímidas subidas, al mismo tiempo que España lograba colocar sus bonos a 5 años pagando “sólo” un 4,8% anual.
Más allá de las lecciones sobre la fragilidad del Euro que nos puede dar lo sucedido en Grecia, la convulsión de los últimos días evidencia que sucesos que hasta ahora se consideraban extraordinarios son capaces de desatar una extrema volatilidad en los mercados. Y mientras, los asuntos que antes parecían determinar el comportamiento de las Bolsas (como los resultados empresariales o los datos macroeconómicos) parecen haber pasado a un segundo plano.
El caso es que, finalmente, los pequeños inversores son los que terminan “pagando el pato” de esta impredecible evolución de los mercados. Los últimos acontecimientos demuestran que salir de la crisis será duro y difícil, y que la volatilidad seguirá siendo alta. Por ello, le recomendamos que mantenga la cabeza fría en todo momento: no se deje seducir por los momentos de euforia, pero tampoco se deje llevar por el pánico. Mantenga su atención puesta en el largo plazo y, sobre todo, no olvide que la diversificación internacional (como la de nuestra cartera global) es clave en una situación como ésta.